Afectan a todas la reservas de arcilla para la fabricación de ladrillos, y cualquier tipo de material de construcción. “Las continuas lluvias llenan de agua las canteras, no se puede sacar más nada y si se extrae es más costoso porque hay que bombear”, confirmó Amado Coronel, empresario distribuidor de materiales de construcción.
La situación. El fenómeno es cíclico y esta es la época en que se agrava, “porque ahora viene el invierno, donde hay poca evaporación de agua, el secado de los materiales es mucho más lento”, explicó el mismo.
Consultado sobre los proveedores más afectados, Coronel dijo que los que más sufren son los productores de Tobatí, Acahay y lugares aledaños donde se producen ladrillos. “En su mayoría las más perjudicadas son las pequeñas fábricas de tejas, ladrillos. También muchas de las areneras ya no están trabajando porque las playas fueron tomadas por el agua, sobre todo en lugares bajos”, manifestó el mismo.
Coronel indicó que los materiales comunes representan el 70% de las ventas de materiales de construcción. Si bien están pudiendo controlar en algunos casos las dificultades de stock, señaló que los productos comunes se están encareciendo hasta un 30% por los problemas de escasez.
“Encarecen los precios porque el productor alza sus precios, si estamos consiguiendo ventaja mantenemos, pero en el caso de los ladrillos y tejas resulta difícil mantener”, añadió.
“Este fenómeno climático nos afecta a todos”, enfatizó Coronel, al agregar que las ventas están mermando porque el mercado prefiere esperar por momentos en que los precios se mantengan mas favorables.
Ventas Paradas. Conrado Valenzuela, también distribuidor, sostuvo que este año las ventas vienen manteniéndose “prácticamente paradas. Más notoriamente desde el bloqueo del comercio desde la Argentina, que trancó la compra de los clientes ocasionales”. El mismo mencionó que los controles y restricción de ingresos impactaron negativamente en la venta de materiales de construcción en los niveles de mercados más bajos.
“A nosotros nos afecta tanto la crecida como lo que está ocurriendo con los comerciantes en las fronteras con Argentina”, remarcó Valenzuela.
Comentó que sus clientes habituales son los habitantes del Bañado Sur, Santa Ana y compañía. “Nuestros clientes se fueron todos”, insistió, para luego subrayar que esto frena en gran medida la migración desde el interior del país, ya que los lugares mencionados son radios de establecimiento por excelencia de los migrantes, de la clase media para abajo.
Valenzuela lamentó la situación, por los buenos compradores que son “los clientes ocasionales”, que les generan el 30% del total de ventas.