Una anciana de la comunidad sufrió fuertes golpes al caer de una grada de madera que se desplomó de la precaria vivienda en la que residía. El Gobierno había prometido una inversión de G. 2.500 millones en la villa, ubicada en el barrio Emiliano R. Fernández, en pleno microcentro de Ciudad del Este, para unas 40 familias de la parcialidad Maká, pero nunca se cumplió y los nativos –protegidos por ley– siguen viviendo totalmente hacinados.
La promesa se había realizado en un acto público, en la sede de la Gobernación del Alto Paraná, en abril del año pasado, cuando la entonces ministra Soledad Núñez, anunció que los trabajos se iniciarían antes del 15 de agosto, pero no fue así y posteriormente asumió el actual presidente Mario Abdo Benítez, y las autoridades del Ministerio de la Vivienda también fueron cambiadas.
Núñez había señalado que el proyecto era el resultado de un año y medio de trabajo. Coincidentemente, la institución se había presentado en Alto Paraná, luego de que Última Hora publicara las condiciones en las que residían en el lugar, y el pedido de ayuda del líder, Julio Báez.
“Es un proyecto de construcción de tres bloques de viviendas, con espacio para facilitar todo el trabajo comercial; sabemos que la economía de la comunidad Maká está principalmente basada en la artesanía, tiene un altísimo potencial como un foco, un punto turístico que pueda dar sostenibilidad a este barrio”, refirió la entonces ministra Soledad Núñez, llenando de esperanza a los indígenas; quienes un año después, siguen viviendo en las mismas condiciones, en un pequeño predio que les entregó la Municipalidad, donde faltan los servicios básicos, incluida una vivienda adecuada para que crezcan los niños y niñas del lugar.
Lamentable. El accidente de la anciana de la comunidad movilizó a un voluntario que se encargó de alquilar una vivienda para que pueda habitar, mientras que se encargó de desmontar la precaria vivienda en la que habitaba, porque había peligro de derrumbe.
“Fui a echar todo, porque en cualquier momento eso se caía sobre las personas y podía haber más accidentados. Ahora desde la próxima semana vamos a iniciar la construcción. Conseguí materiales a crédito de una empresa de mi barrio, a la que voy a ir pagando a la medida de mis posibilidades”, afirmó Eduardo Coronel, voluntario quien está ayudando a la familia afectada, ante la falta de cumplimiento de promesa de las autoridades.
La comunidad sigue esperando la construcción de los complejos habitacionales que les prometieron las autoridades de la Secretaría Nacional de la Vivienda y el Hábitat, hoy, Ministerio de Urbanismo, Vivienda y Hábitat.
“Nosotros necesitamos esa ayuda. Una vez vinieron cuando yo no estaba en la comunidad. Estaba trabajando en la Argentina y no pude hablar con ellos. Necesito esa información”, afirmó Julio Báez, líder de la comunidad. “Ella por suerte está bien ya, ya está trabajando nuevamente”, relató al referirse a la anciana que había sufrido la caída.
Artesanos. Todos los habitantes son artesanos, algunos afincados en la villa y otros de Mariano Roque Alonso, que vienen a vender sus artesanías en la Triple Frontera. Los Maká tiene puestos en diferentes partes del microcentro de Ciudad del Este y la Terminal de Ómnibus, el Centro de Recepción de Visitas de la Itaipú de Hernandarias. Además, tienen permisos para comercializar sus artesanías en las Cataratas del Yguazú, Argentina y varios puntos de Foz de Yguazú, Brasil.
El Gobierno había prometido construir 3 complejos habitacionales para las 40 familias, con una inversión de G. 2.500 millones. Los edificios iban a tener equipamiento comunitario, área de enfermería, de encuentros, respetando la tradición y cultura de los Maká.
La obra apuntaba a la revalorización de la cultura de los Maká y la dignificación de los pueblos indígenas.
Consultamos en la oficina de la MUVH de Hernandarias sobre el proyecto, y no pudimos localizar al encargado Alberto Vera, quien se encontraba de viaje, según informaron los funcionarios.
Los maká son un pueblo indígena del Chaco, que viven en la Nueva Colonia, ubicada en la localidad de Mariano Roque Alonso, cerca de Asunción, y desde 1980 en Ciudad del Este.