08 jun. 2025

Voluntad, terapia grupal y 12 pasos logran rehabilitar a adictos al alcohol

El éxito del programa de Alcohólicos Anónimos radica en autoayuda, voluntad y reuniones grupales. Un total de 50 grupos funcionan en todo el país. El tratamiento es gratuito. Un recuperado relata su historia.

Irma Oviedo

Es Nochebuena. Tal vez, verano de 1995. Felipe –nombre ficticio– empieza a llenar tres conservadoras con abundante hielo, vino, cerveza, sidra y todo tipo de bebidas alcohólicas. Su esposa lo mira con resignación, sabe el desenlace.

En aquel entonces, dos hombres se acercaron a Felipe, rechazaron la invitación y le hablaron del grupo de Alcohólicos Anónimos (A.A.), tal vez enviados por la familia ante la congoja que trae la enfermedad. Escuchó el sermón, pero en su concepto solo los viejitos que andaban por la calle y tomaban caña blanca eran los alcohólicos. Él no.

La enfermedad llegó a los 24 años y bebió intensamente hasta los 38, cuando ya empezó a afectar su salud, paró. Le costó aceptar, pero un día fue a las reuniones de A.A. Hace 10 años se mantiene sobrio. “Los primeros tres meses cuesta mucho”, asumió Felipe al tiempo de recordar las recaídas. Para llegar a la meta evitó asistir a los cumpleaños y fiestas familiares. El secreto es el aislamiento y mantenerse lejos del alcohol.

¿CUÁL ES la clave? La organización A.A. empezó tímidamente en 1976 de la mano de la hermana Regina Sian. “El tratamiento consiste en no tomar ni una sola gota de alcohol”.

Sin medicamentos, internaciones, ni acompañamiento profesional y totalmente gratuito, a este grupo lo caracteriza la terapia grupal y 36 principios, de los cuales 12 pasos llevan al camino de la sobriedad. ¿Es exitoso? Sí. Las experiencias de vida lo comprueban, destaca la religiosa. El primer vaso y Vivir un día a la vez son textos de ayuda cuyo concepto es vivir el presente como camino al éxito de la rehabilitación

El principal paso es reconocer que tiene una enfermedad. Entrar en la fase de abstinencia y pasar a la rehabilitación. Las personas deben acudir casi toda la vida a los grupos para lograr mantenerse lejos de los tragos. A veces recaen y vuelven a empezar.

¿Bebiste?, es la principal pregunta en las reuniones casi diarias de una hora y media que se hacen en las parroquias o barrios. Tratar de superar la vida lejos del alcohol es el principal desafío. Cuesta pero cada caso es distinto. La principal recomendación es evitar asistir a cumpleaños y fiestas.

“Salva muchas vidas. Nos ayudamos mutuamente. En nuestra comunidad nadie juzga”, comentó Pablo, uno de los custodios de A.A. de barrio Obrero, que tiene un promedio de 8 a 15 participantes. Un alcohólico nuevo que busca ayuda se registra cada semana. “Si recaemos no es porque el programa no funcione, sino porque yo soy desobediente”.

El doctor Manuel Fresco cree que el éxito radica en el acompañamiento grupal, autoayuda y voluntad personal. Pero para otros está el servicio del Centro de Control de Adicciones, que es con medicamentos, internación y asistencia con especialistas.

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