Así lo denunciaron a Última Hora víctimas de acoso escolar e incluso de violencia sexual que tienen como supuestos protagonistas al grupo de estudiantes de la promoción 2018, que hoy están bajo lupa luego de que el padre de una de las víctimas hiciera pública la agresión contra su hijo.
Según relatan los afectados, tanto de la institución como de afuera, y que prefirieron el anonimato por miedo a represalias, en el colegio San José existe una especie de hermandad que tiene ciertos códigos, reglas y “rituales” que los alumnos de grados inferiores deben cumplir para ser aceptados, y respetar la autoridad de un líder del último año al que se lo conoce como El abuelo.
Los estudiantes de cursos inferiores son acosados por su apariencia física, orientación sexual y para no ser golpeados deben pagar una especie de tributo. “Mi hermanastro, cuando se iba a sus campamentos, ligaba a bulto. Le garroteaban ahí los más grandes. Es pues gordito y bajó cinco kilos no sé qué”, comenta L.
Pero el acoso no solo se limita al espacio escolar. Los jóvenes tienen en la mira a chicas de otras instituciones privadas, según M., quien relató que fue violentada sexualmente y luego acosada y denigrada desde 2013 cuando salía con uno de los estudiantes.
secuelas. “Yo sigo tratamiento siquiátrico y sicológico. No puedo ver a nadie con el uniforme del San José. Si hoy decido hablar es porque sé que hay muchas chicas que pasan por lo que yo pasé y no se animaron como yo a denunciar por miedo, por las amenazas y porque te hacen quedar como una pu... para que nadie te crea”, señaló.
M. comentó que el alumno del San José con quien salía les pasó su número a los otros miembros del grupo y que empezaron a acosarla. Bajo engaños, cuando creía que salía solo con un chico, aparecieron en la historia dos amigos más, que la chantajeaban para obligarla a tener sexo, grabarla en video y luego difundir el material con total impunidad.
Señala que la violencia forma parte de la hermandad del San José, por eso no le pareció raro que le hayan roto el tabique nasal a uno de los estudiantes. Sostiene que entre sus prácticas habituales estaba “cintarear” a las chicas al someterlas. Los protagonistas tenían entonces entre 13 y 14 años. ÚH trató de comunicarse con la directora Margarita de Garcete, pero no respondió las llamadas a su celular.