Los destrozos fueron hallados el domingo, según explica el docente y presidente de la Comisión Cultural Jukyty, de la ciudad de Eusebio Ayala, Almide Alcaraz Enrique, que en agosto pasado organizó la Marcha de las 3.000 banderas desde la plaza central de la ciudad hasta el Cerro de la Gloria, cruzando los históricos campos de batalla.
“Este domingo fuimos a encontrar los graves destrozos causados. Es una verdadera vergüenza. Ahora estamos preparando un reclamo directo al Congreso”, indicó Alcaraz a Ultimahora.com.
En las fotos se observan los graves daños cometidos por los vándalos, presumiblemente en horas de la noche, ya que el monumento se mantiene en un lugar aislado, a unos 17 kilómetros de Eusebio Ayala, en el lugar donde el 16 de agosto de 1869 fueron inmolados cerca de 3.000 niños, durante la Guerra de la Triple Alianza.
Ese día, un ejército de aproximadamente 3.500 niños soldados, además de unos 500 veteranos, con muy pocas y precarias armas, al mando del general Bernardino Caballero, cubriendo la retirada del mariscal Francisco Solano López y el resto del ejército paraguayo, enfrentó heroicamente a las tropas aliadas de Brasil, Argentina, y Uruguay, con más de 20.000 hombres y armas de mucha mayor potencia. La mayoría de los niños paraguayos fueron masacrados. El episodio es considerado el mayor holocausto de niños en la historia de América Latina.
Campo de desidia y olvido
“Aquí en mi tierra, bordeando el monte se extiende el campo de la desidia y el olvido, donde la educación y el respeto han llevado el viento”, escribió Almide Alcaraz en su perfil de la red social Facebook, recreando la letra de la clásica canción Acosta Ñu.
“Cuando el olvido envuelve a la historia, la identidad se pierde, no hay futuro que florezca, mientras nuestros leones sigan durmiendo y acorralados en una selva sin identidad. Hoy clamo a las instituciones, para que despierten en los niños y jóvenes el amor, respeto y protección de nuestra historia. Basta de darle importancia a lo efímero”, destaca el educador.
Según Alcaraz, el principal problema es que el monumento del Cerro de la Gloria y los campos de batalla de Acosta Ñu se encuentran en terreno privado.
“Ese lugar escapa del reguardo de la Municipalidad local, porque no les permiten ejercer un control. Como máximo nos ayudan a limpiar y hermosear cada tanto”, destaca.
Aunque no existe una identificación de los que cometieron los actos de vandalismo, no se descarta que sean jóvenes de la región. “No es la primera vez que ocurre algo así, ya en una ocasión hemos encontrado a jóvenes jugando con el cráneo. Yo les había denunciado en esa ocasión, pero esta vez el hecho fue mucho más grave”, señala Alcaraz.