Habían pasado algunos minutos del mediodía del viernes, cuando un amigo y colega argentino me preguntó desde Buenos Aires: "¿Sabés algo de la captura de Pérez Corradi en Ciudad del Este? Aquí, todos ya lo dan por hecho...”.
Contactamos con nuestros corresponsales en Alto Paraná. Allí no había aún nada sobre el tema. Tras las primeras averiguaciones, surgió una primera pista: Gendarmes argentinos se habían presentado hacía poco rato ante la policía de Ciudad del Este, pidiendo colaboración –en el marco de un convenio tripartito entre Argentina, Brasil y Paraguay– en un trabajo de inteligencia para detectar el paradero de Ibar Esteban Pérez Corradi, uno de los prófugos más buscados en el vecino país, que se suponía estaba oculto en el exclusivo barrio cerrado Paraná Country Club, en Hernandarias.
Todavía no se había desplegado la vigilancia en torno al Country, cuando ya los principales medios en Argentina anunciaban con grandes titulares que el célebre autor del llamado “triple crimen de la efedrina” acababa de ser capturado en Paraguay.
¿Qué había pasado? “Fuentes oficiales” no identificadas “filtraron” en Buenos Aires el dato de la supuesta captura (antes de que esta ocurra), generando un gran ruido mediático que probablemente sirvió para alertar al prófugo.
A la tarde, la información en los medios argentinos seguía siendo contradictoria y confusa, pero en Paraguay ya estaba claro que el intento se había frustrado. El jefe de Policía de Ciudad del Este, Darío Aguayo, finalmente desmintió que Pérez Corradi haya sido capturado, aunque aseguró que lo seguían buscando.
Hasta el momento de escribir esta columna, la ansiada captura no se produjo y ya varios medios argentinos hablaban de “un nuevo papelón policial y político”, recordando que algo similar había sucedido con los fugados hermanos Lanatta, vinculados al mismo caso de crímenes, drogas y política en Argentina.
Detrás del caso, que envuelve un tendal de sangre y millones, hay sobre todo una fuerte puja política entre referentes del macrismo y del kirchnerismo, con las acusaciones de que tras las operaciones de narcotráfico estaba el propio Aníbal Fernández, ex jefe de gabinete de Cristina Kirchner. Del otro lado se intenta demostrar la incapacidad del gobierno de Mauricio Macri para detener a las mafias.
En este caso también se ha intentado instalar la sospecha de que fue la policía paraguaya la que –por corrupción o por complicidad– dejó escapar al buscado Pérez Corradi, pero está visto que en este caso no fue así. La filtración fue en Buenos Aires. Nuestra policía ya tiene sus propias culpas en otros casos igualmente llamativos, como la reciente liberación del narco aviador tío presidencial, ocurrido en el Uruguay.