Mantener la calma, dialogar constantemente, establecer normas y reglas, educar con el ejemplo, estimular la independencia con control y límites, y por sobre todo dedicar tiempo y atención diaria a los hijos, son claves para sobrevivir a la actitud desafiante, recomiendan los especialistas; la doctora Viviana Riego, siquiatra infantojuvenil del Servicio de Siquiatría del Hospital de Clínicas, y Walter Caballero, sicólogo de la Dirección de Salud Mental del Ministerio de Salud Pública (MSP).
Los primeros signos de alarma de un alma rebelde se empiezan a notar en los primeros años de la edad escolar. Un niño que contesta a los adultos, no siente empatía por los otros, no se hace cargo de las consecuencias de sus actos, le echa siempre la culpa a los otros, son rencorosos y vengativos, son algunas de las características de un pequeño rebelde, explicó la doctora Viviana Riego.
“Es un poco normal (que los niños) sean desafiantes porque están probando los límites y la independencia. Pero hay que empezar a poner los límites. Son normales los berrinches”. Esta es la etapa ideal de educar para frenar el mal comportamiento, que puede explotar en la siguiente etapa.
El adolescente es rebelde por naturaleza, empieza a cuestionar todo y a los padres, trata de encontrar lo que a él le parece correcto, busca una verdad e idealiza todo. “Es normal que un adolescente no piense igual en las consecuencias que un adulto”. Cuando se presentan los signos recién en la adolescencia de los problemas de conducta, se debe analizar un factor vital, como el estrés o si hay consumo de sustancias y otros, especialmente, en los casos cuando sobrepasa la rebeldía estándar.
La permisividad, la falta de autocontrol, la indulgencia, que presentan los padres en la educación de los hijos en etapa de la infancia, inciden en crear chicos rebeldes.
“Lo mejor es que estimule la independencia, siempre poniendo límites y control. Entonces, tienen hijos más competentes que asumen mejor la responsabilidad social”, destacó la doctora Riego.
¿QUÉ HACER? Establecer reglas, educación positiva, cambiar castigos por recompensa, son algunos tips para manejar a los hijos rebeldes, recomienda la doctora Riego. En caso que los padres no logren lidiar con los chicos, se insta a consultar con el especialista sicólogo o siquiatra. (Ver infografía).
“Si la orientación general no da resultado, es importante que los papás sean orientados por profesionales, sicólogos, que puedan orientar sobre el manejo de los niños. Si la conducta no se trata, generalmente, va empeorando en la adolescencia. Es más difícil en esta etapa, por lo biológico y social. Es clave acudir al especialista. Las consecuencias de un trastorno de conducta son muy grandes, como deserción escolar, riesgo de consumo de sustancia. En el paso de la niñez a la vida adulta puede tener consecuencias para la vida adulta”, destacó la doctora Viviana Riego.
Berrinches. Si el niño grita, hay que evitar responder con la misma acción, mantener la calma y tratar de lidiar con el acto rebelde con un diálogo es lo mejor. Se debe educar con el ejemplo, recomendó por su parte el sicólogo Walter Caballero.
“Si hay un conflicto familiar que se pueda apaciguar, hay que hacerlo, muchas veces los problemas empiezan cuando hay un conflicto que no se soluciona bien y se puede volver más violento. Sea cual fuere, tratar de resolver o apaciguarlo”, instó Caballero al tiempo de recomendar que los padres se abran al diálogo con los hijos con una comunicación sincera y clara.