12 may. 2025

Tecnoestrés: Cómo superar el drama de vivir hiperconectados

Los smartphones (teléfonos inteligentes) y las redes sociales han cambiado nuestra manera de comunicarnos y existen estudios que evidencian cómo influyen en la salud de las personas. Esto se conoce como tecnoestrés, un concepto relacionado con los efectos sicosociales negativos del uso de las tecnologías.

Cuántos han sentido ese impulso de tirar sus celulares al recibir un WhatsApp del jefe en un horario fuera de oficina o tener que responder por obligación al novio/a para no tener problemas porque en tiempos de la hiperconectividad “no se puede no responder” un WhatsApp o un chat. O cuántos padecen de insomnio a causa de la conectividad constante, presentando cambios permanentes de ánimo.

La sicóloga clínica Andrea Duarte Villaverde explica que el concepto tecnoestrés –en auge debido al desarrollo progresivo de la tecnología– fue utilizado en 1984 por el siquiatra Craig Brod, quien lo definió como “una enfermedad de adaptación causada por la falta de habilidad para tratar con las nuevas tecnologías del ordenador de manera saludable”.

El tecnoestrés –explica la sicóloga– tiene dos características fundamentales; la primera tiene que ver con los síntomas afectivos o ansiedad y la segunda, con el desarrollo de actitudes negativas hacia las tecnologías de la información y la comunicación (TIC); esta última responde al término tecnoansiedad. El tecnoansioso está en constante estado de alerta y siente tensión y malestar por el uso presente o futuro de algún tipo de TIC.

También está presente la tecnofatiga, la persona tiene incapacidad de asimilar y organizar la nueva información extraída del celular y tiene cansancio mental.

Otro tipo es la tecnoadicción, los tecnoadictos son personas que quieren estar al día de los últimos avances tecnológicos y acaban siendo “dependientes”.

Estado de ánimo. La dopamina es un neurotransmisor que nos permite sentir el placer y la recompensa. Según estudios, hay menor cantidad de receptores de dopamina en el cerebro de las personas que padecen una dependencia al smartphone y a internet.

“Esto explica por qué hay personas que necesitan recibir nuevas notificaciones en su teléfono para sentirse satisfechos o felices, y si no lo reciben se frustran”, señala la licenciada Duarte.

La profesional atiende en su consultorio muchos casos de tecnoestrés y no solo en personas adultas, sino también en niños y adolescentes que presentan problemas de concentración, hasta dificultades para interactuar socialmente.

Sostiene que debemos aprender a desconectarnos, a menudo nos olvidarnos de que somos nosotros quienes tenemos el control.

Recomienda filtrar la información y organizar los correos para recibirlos única y exclusivamente en días y horarios laborales, por lo que se recomienda a los trabajadores tener un correo y número celular profesional distinto al particular (ver infografía).

“Si no empezamos a respetar nuestros tiempos de receso y entretenimiento, estamos dando lugar para que los demás no respeten nuestro espacio”, aconseja la sicóloga.

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