“Es género, pero es muy humana, y eso a veces en los ‘thrillers’, no está, o está muy poquito, pero aquí los personajes dan todas las capas y aristas a la historia. La ambientación, el vestuario y los actores, que han conseguido crear seres humanos, es lo que hace que te lo creas. Para mí eso es básico”, añade Sorogoyen en una entrevista con Efe.
El director se siente muy orgulloso de haber conseguido esa “verosimilitud” en una historia dura, violenta y plagada de personajes traumatizados, todos ellos con dificultades para comunicarse.
“Es un ‘thriller’ policíaco que habla de la dificultad de las personas para estar en paz, de cómo nos condiciona nuestro pasado de cómo la violencia es un círculo inevitable y, sobre todo, de cómo la violencia nunca es redentora”, resume Antonio de la Torre, que hace un esfuerzo interpretativo doble, ya que su policía, el inspector Velarde, es tartamudo.
“Tuve la suerte de tener tiempo para prepararlo”, dice a Efe, y agradece la ayuda a Isidoro Ruiz, presidente de la Asociación de Tartamudos, porque “para nada podía ser un actor haciendo de tartamudo, no podía ser una broma”.
Pero el actor, seis veces nominado a los Goya, y ganador de uno de ellos, va más allá con Velarde: “No podía quedarme en la forma, había que entender el sufrimiento de alguien que quiere comunicarse y no puede”.
Su réplica en pantalla es Alfaro, Roberto Álamo, “un policía con una pulsión muy violenta que tiene una relación muy difícil emocional y afectiva con el mundo que le rodea, se maneja bien en la superficie, pero cuando tiene que relacionarse con el corazón y las emociones no tiene armas y mete la pata”, comenta el actor a Efe.
Alfaro, dice Álamo, “tendría que decir muchas veces ‘que Dios nos perdone’ porque no sabe las cosas que hace, ni cómo las hace”.
“Que Dios nos perdone” está ambientada en Madrid en el verano de 2011, cuando coincidieron en las calles millones de personas que acompañaron la visita del papa Benedicto XVI y el movimiento ciudadano del 15-M.
El director defiende además con vehemencia que los personajes femeninos de la película son los vehículos para que los dos protagonistas de la cinta encuentren el perdón.
Es su primera vez en el Zinemaldia y está “ilusionado, contento y nervioso” por entrar por la puerta grande del Festival, pero no quiere “ni pensar” en posibles premios.
De momento, prepara con Isabel Peña otro guión, otro “thriller”, pero esta vez “político y sobre la corrupción”, desvela.
Alicia G.Arribas.