Por día se dispara el número de inundados en Asunción, donde el nivel del río Paraguay trepó ayer a 6,98 metros.
Mientras la asistencia de la Secretaría de Emergencia Nacional (SEN) tarda en llegar y no abastece –según puede notarse en distintos refugios–, el Senado aprobó en la víspera la declaración de emergencia para algunos departamentos golpeados por las crecidas de cauces hídricos y por los persistentes temporales.
La medida contempla una ampliación presupuestaria para la SEN de G. 20.000 millones, los cuales se destinarán a tareas operativas en Asunción, Presidente Hayes y Amambay. El documento, aprobado con modificaciones, incluye a los departamentos de Central, Concepción, San Pedro, Misiones y Ñeembucú, azotados por las últimas tormentas y riadas.
Polémica. En un momento del debate, el senador Juan Carlos Galaverna hizo una fuerte acusación alegando que muchos parlamentarios en las zonas de emergencia van a aprovechar para beneficiarse en sus inmuebles y tenencias ganaderas de las exenciones fiscales. El legislador abogó por el rechazo de este proyecto, recordando que el Ejecutivo tiene facultades para declarar emergencia a través de la SEN.
El proyecto vuelve a Cámara de Diputados, donde se tratará hoy, en sesión ordinaria, en el punto 15 del orden del día.
Reclamos. En los refugios situados cerca de las zonas anegadas, aumenta la penuria y las quejas de los inundados ante el desabastecimiento de los insumos necesarios para levantar las viviendas temporales.
Tanto en el Bañado Sur como Norte, se quejan de que solo reciben “bolsas de hule negras” para cubrir sus precarias casetas, las cuales en su mayoría quedaron dañadas en las tormentas pasadas.
En el centro municipal Nº 10, en la falda del cerro Lambaré, los damnificados de la zona de Yukyty a empellones ayer trataban de abrirse paso para figurar primeros en la lista y recibir así el kit de materiales que entrega la SEN: chapas, tirantes y terciadas. “A los que tienen más suerte les alcanzan y así estamos peleando todos los días por los materiales”, reveló Julia Duarte, afectada del barrio Primavera, quien en ese instante soportaba los empujones de unas quince mujeres que se abalanzaban sobre una funcionaria municipal.
“Hace dos semanas salí de mi casa y todavía no recibí nada”, contó.