28 mar. 2024

Repatriados vuelven al país para olvidar el mal pasar en el exterior

En casa.    Sofía, Miguel y Tobías Gaona se reencontraron   con sus parientes tras  cuatro años.

En casa. Sofía, Miguel y Tobías Gaona se reencontraron con sus parientes tras cuatro años.

Por Luján Román

Robert Espínola es uno de los nueve paraguayos que volvieron al país ayer para quedarse. El joven repatriado tras cinco años de residencia en el exterior “ya no quiere saber más nada de España”. Hoy a las 9.45 arribará el tercer grupo de repatriados este fin de año.

La crisis económica que golpea al país ibérico con mayor intensidad en los últimos dos años dificulta cada vez más a los paraguayos que alguna vez se marcharon del país en busca de mejores condiciones de vida. La oferta laboral y los sueldos disminuyeron tanto que pasó de ser un país receptor a uno emisor. “Casi no se trabaja allá”, dijo Blas, hermano de Robert, mientras aguardaba la salida de los repatriados.

En 2013, Paraguay repatrió un connacional por día del año. En total, suman 365. La mayoría regresa con acento español y muchas ganas de empezar de nuevo para olvidar el capítulo amargo de un retorno obligado. Otros regresan por parte como la familia Gaona.

Tres de los Gaona se beneficiaron con el subsidio del Estado. Ellos son: Miguel Ángel Tobías y Sofía. Vivían en Madrid con sus padres que esta vez no pudieron venir. “La situación se hizo insostenible. Volvimos porque ya era complicado”, resumió la menor de los hermanos.

Sobrevivir es la cuestión. De eso sabe Guzmán Torres (25) de Itauguá que desde hace ocho años hace lo que sea para vivir: desde cuidar enfermos, ser albañil o emprender cualquier tipo de trabajo hasta los considerados “de mujer”.

“Estamos felices por su venida. Estaba con su mamá, pero ella regresó antes. Aceptar hacer todo eso es de valientes”, valoró la tía de Guzmán. Abrazar, llorar, reír con un ser querido es el sueño de otras 200 familias que esperan la repatriación de igual número de paraguayos.

De sufrimientos sabe Erma Valiente. La paraguaya vivió 3 años y medio en Madrid, en la zona en que viven la mayor parte de connacionales “entre Plaza Castilla y Cuatro caminos”. La mujer que realizaba tareas domésticas varias veces quedó sin trabajo.

“Ya no hay trabajo y hay que pagar piso, hay que comer”. Cuando las papas queman, la venta de empanadas, chipa guasu o cualquier artículo sirve. La repatriada Erma sostuvo que la ayuda de la gente trabajadora de Paraguay es muy importante sobretodo porque muchos compatriotas pasan mal. Andrés Sotelo, que fue a Madrid detrás de su hermano Ricardo que fue repatriado, dijo que “algunos viven como animales”.

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