29 mar. 2024

¿Por qué no podemos bañarnos en la Bahía de Asunción?

A la Bahía llegan todos los desperdicios generados por una ciudad llena de cemento, vidrio y asfalto. El resultado final es este: el río se mira, pero no se toca.

Foto: UH Edicion Impresa

Foto: UH Edicion Impresa

Brigitte Colmán

bcolman@uhora.com.py

La Costanera nos acercó a la bahía, y aunque el paisaje luce tan pelado como un desierto, pues no hay un solo arbolito que dé sombra, para miles de paraguayos acercarse a mirar el río resulta agradable. La brisa que trae el río alivia el calor de nuestros insoportables veranos y la arena invita a echarse a descansar, pero hasta ahí nomás, porque darse un chapuzón es una muy mala idea por culpa de la contaminación del agua.

“La Costanera está terrible”, afirma el ingeniero Luis Leguizamón, titular de Digesa (Dirección General de Salud Ambiental), dependencia del Ministerio de Salud, quien sostiene que en la zona de la bahía “es imposible su uso para el menester recreativo”.

La explicación es simple: la bahía tiene en algunos de sus cauces, en algunas de sus zonas, hasta 240.000 unidades formadoras de coliformes fecales, cuando lo permitido llega solo a 499.

El informe de Digesa, fechado a fines del mes de diciembre 2017, dice que “en atención a los resultados de análisis de calidad del agua obtenido, se recomienda que las aguas de la Bahía de Asunción no se utilicen para fines recreativos, atendiendo los riesgos de salud pública implicados”. Más claro, agua, pero no de la bahía...

El ingeniero Leguizamón explica que los datos sobre coliformes fecales dan una alerta del riesgo. “No te dicen que te va a pasar esto o aquello, sino que la tolerancia llega hasta 499 colonias formadoras de coliformes fecales, que hasta eso puede tolerar el cuerpo. Pero pasando eso comienza el riesgo. Porque hay que considerar la basura, el vidrio y otras cosas que si te cortan, con los coliformes que hay en el agua, te puede entrar cualquier bacteria, cualquier virus”.

EL CASO ALEMÁN. Nadie pone tanto empeño en destruir sus recursos naturales como lo hacen los paraguayos; nos estamos quedando sin bosques y nuestros recursos hídricos están casi todos contaminados. Pero lo mismo les pasó a países más desarrollados que el nuestro. El caso del Rin, en Alemania, es emblemático. Conocido alguna vez, allá por los años 70, como “la cloaca a cielo abierto de Europa”, fue durante décadas receptor de residuos de la industria.

Para descontaminar este río, de unos 1.300 km de longitud, invirtieron más de 15.000 millones de dólares para la construcción de estaciones de tratamiento de agua. Hoy, el 95% de las aguas residuales de las industrias son tratadas antes de acabar en el Rin y en él existen 63 especies de peces.

En Asunción hubo un tiempo en que la bahía era de la gente.

El arquitecto e historiador Jorge Rubiani relata que la Bahía de Asunción alguna vez fue un lugar a donde la gente iba a recrearse. Explica que, si bien es cierto que el puerto era un factor contaminante, por el gran tráfico fluvial que existía, la ciudad se reservaba espacios de utilidad pública, como la famosa playa Casola.

“Hay fotos de las lavanderas de San Jerónimo, o la playa Montevideo, hacia la Catedral, donde la gente alternaba la actividad náutica, los boteros, con el solaz que ofrecía un río relativamente limpio todavía”, rememora.

Rubiani continúa con el ejercicio de memoria mencionando los afluentes del río, los cinco arroyos que había en la zona céntrica de Asunción, “que también brindaban el solaz necesario como para que la gente se refresque de alguna manera; y el chorrito del parque Caballero, que era un yvu”.

“Proteger el agua subterránea”
Óscar Rodas señala que una gestión sostenible de los recursos hídricos “nos va a permitir una adecuada gestión de los caudales ecológicos y de la calidad del agua, pero también proteger el agua subterránea”.
Al mismo tiempo desde WWF reivindican la reglamentación de la ley de recursos hídricos, sobre todo la definición de la autoridad definitiva de agua, que quedó en manos de la Seam de manera transitoria. “Si no, vamos a seguir teniendo una bahía contaminada”, la problemática del agua está dispersa entre MOPC, Seam, Senasa, Digesa, la Essap y Erssan, no tenemos una adecuada reglamentación de la ley de recursos hídricos, y eso no puede continuar así”.


La Costanera, “un negocio del poder de turno”

Según el arquitecto, la Bahía no era tal hasta el siglo XX. Era un brazo del río Paraguay que se fue colmatando con la sedimentación y, por el mal uso de la tierra que se hizo, se convirtió en bahía prácticamente por la fuerza de las circunstancias geológicas. Y su visión es bastante realista: “Mientras se vea la cuestión como un negocio, y no como un factor de progreso, de mejoramiento del paisaje, de la aclimatación, de ofertas para que la gente disfrute del ambiente, vamos a seguir empeorando todo”. También cuestiona el negocio en el que se convirtió la Costanera. “La Costanera es el negocio que vieron los del poder de turno para meter la mano en un viejo proyecto que era la franja costera, que tenía todos los componentes, y ellos se dedicaron exclusivamente a la cuestión vial porque ahí está Cavialpa que quiere pavimentar cualquier cosa”.
Óscar Rodas, director de Cambio Climático y Políticas de WWF, afirma que el problema de la contaminación de la Bahía es complejo. Las causas son bastante conocidas: el crecimiento urbano sin planificación; la falta de políticas sociales que eviten la migración de poblaciones vulnerables hacia zonas precarias en la periferia; el taponamiento del ciclo natural de renovación de aguas de la Bahía y los bañados por causa de las grandes obras viales, como los residuos arrojados por industrias, curtiembres y frigoríficos y la debilidad institucional de la Seam y la falta de fiscalización.
Pero al mismo tiempo Rodas habla de un nuevo paradigma. “La Bahía de Asunción, junto con el Bañado Norte y Sur, el arroyo Mburicaó, el arroyo Jaén y el arroyo Ferreira, constituyen una reserva de agua para Asunción, y si no se da una estrategia a largo plazo, se van a agudizar los problemas de gestión ecológica y socioambiental en estas reservas de agua que nos brindan numerosos beneficios, ambientales y económicos”.
El ambientalista explica que muchas veces no se comprende que vivir en una ciudad y disfrutar de un área de recreación, de poder ingresar a un cuerpo de agua para refrescarse, estar con la familia, es un beneficio económico para la ciudad. Entre los beneficios, menciona que la gran reserva de agua nos brinda disfrute no solo en términos de recreación, es además hábitat de peces, de crustáceos, aves, y es al mismo tiempo regulador del clima de la ciudad, ya que las brisas de los vientos que soplan en la zona del río pasan por la zona de los bañados y la Bahía, refrescando a la ciudad.
SOLUCIONES. En cuanto a las soluciones, arreglar este lío costará mucho dinero, como el proyecto de saneamiento de la Bahía con un crédito del BID que está siendo ejecutado por la Essap y el MOPC, y que consiste en la construcción de dos grandes colectores en la zona de la Bahía.
Al río van a parar todos los residuos del desagüe cloacal de la ciudad, además de la basura que cientos de asuncenos aprovechan para tirar a los raudales cada vez que llueve, y también a los arroyos que sobreviven. Lo cierto es que volver a bañarse en la Bahía de Asunción nos va a costar mucho dinero a los contribuyentes.