28 may. 2025

Políticos opositores sufrieron heridas durante la represión

La policía inició con dureza la represión a los manifestantes, pero luego su inacción permitió el ingreso y quema del edificio. Efraín Alegre, Édgar Acosta y Arnaldo Giuzzio figuran entre decenas de heridos, entre ellos muchos policías.

Otro capítulo de la historia paraguaya se tiñó de sangre y fuego en la tarde noche de ayer, durante la jornada de protestas contra la aprobación irregular de 25 senadores del proyecto de enmienda constitucional en pro de la reelección presidencial.

El actuar policial fue violento al inicio y luego se fueron replegando, al punto de abandonar el acordonamiento del Congreso y retroceder hacia las puertas que dan hacia las plazas.

Este hecho fue sumamente sospechoso, ya que fue aprovechado por un grupo que rompió los portones e ingresó por la Casa de la Cultura, ante los ojos de los policías, que no reaccionaron hasta que ya fue muy tarde.

El inicio. Ni bien se dio a conocer por los medios que nuevamente se llevó adelante una sesión a puertas cerradas en la bancada del Frente Guasu, apenas minutos después de la presentación del proyecto de enmienda, un grupo inicialmente reducido de personas, encabezados por los dirigentes del Partido Liberal Radical Auténtico (PLRA) y del Partido Democrático Progresista (PDP), entre otros grupos, se concentró en la esquina de las calles 14 de Mayo y Paraguayo Independiente.

Allí se dio la primera escalada de brutal represión policial, donde el que se llevó la peor parte fue el diputado liberal Édgar Acosta, quien recibió a quemarropa un escopetazo de balines goma, por lo que fue llevado de Urgencia al Hospital Militar donde fue intervenido. Al cierre de esta edición estaba en terapia intensiva.

El titular del PLRA, Efraín Alegre, también fue herido durante la refriega policial con los balines de goma disparados contra los manifestantes. Otro que recibió un golpe en un momento dado fue el senador Arnaldo Giuzzio.

El titular del Congreso, Roberto Acevedo, se dirigió corriendo a dicha esquina gritando a los policías que detengan la represión, pero los antimotines dispararon contra el propio Acevedo, que fue protegido por su guardia Édgar Silvero, quien recibió el impacto de ocho balines.

Hasta el cierre de esta edición, el total de heridos civiles era de 16, según reportó el doctor Luis Carlos Báez, del Hospital del Trauma.

En el Policlínico Rigoberto Caballero, la directora de Sanidad, Nilda de Real, comunicó que 16 policías (antimotines y guardias del Congreso) fueron los asistidos tras el enfrentamiento.

Descontrol. Tras la primera escalada de represión, la policía se replegó y se limitó a tratar de controlar los ánimos de los manifestantes, que iban aumentando en número y en ánimos exacerbados, con bombas, quema de basureros y llantas, piedras y gritos contra el presidente Horacio Cartes y los 25 senadores.

Entre la masa que iba creciendo se podían identificar a los que querían manifestarse pacíficamente y los que buscaban provocar hechos de violencia, donde este segundo grupo fue azuzado por diputados liberales que vieron la situación y no intervinieron para calmar los ánimos, sino todo lo contrario.

Una vez dentro este grupo de manifestantes, comenzaron a quemar y destruir vidrios y objetos del Congreso, con los policías totalmente vencidos y replegados hasta el Salón Bicameral.

El fuego llenó de humo todo el recinto, lo cual obligó la evacuación de funcionarios y legisladores que estaban aún dentro, mientras afuera se desataba una batalla campal entre policías y manifestantes, la cual duró hasta casi las 22.00.

La noche continuó con destrozos y quemas de parte de los manifestantes.