Contra todo pronóstico, la derecha se impuso en la votación general de alcaldes por un 38,45% (frente a 37,05%) y le arrebató a la centroizquierda municipios claves como el de Santiago, Providencia y Maipú. Sumó 23 nuevos alcaldes, mientras la Nueva Mayoría, la coalición oficialista, perdió 27 ediles.
De “terremoto electoral” calificó el influyente diario El Mercurio los resultados del domingo, que registraron un récord de abstención de más del 65%, mientras que el analista cercano al oficialismo, Eugenio Tironi, lo tildó de un “tsunami”. Golpeada por escándalos de financiamiento irregular de campañas políticas –que mantiene bajo investigación a varias de sus más prominentes figuras–, la propia derecha ni se imaginó la magnitud del triunfo obtenido.
“Habíamos sido tan criticados que no sabíamos cómo nos iba a ir”, reconoció ayer Hernán Larraín, presidente de la ultra conservadora Unión Demócrata Independiente, que obtuvo la mayor votación en las municipales, adjudicándose casi 80 alcaldías. Con este resultado, el panorama electoral para la alianza opositora no puede ser más auspicioso de cara a las elecciones generales de noviembre de 2017. “La probabilidad de que Michelle Bachelet entregue nuevamente la banda presidencial al campo adversario –y no sería raro al propio Sebastián Piñera– se acrecienta día a día”, estimó Tironi, en una columna de opinión en el diario El Mercurio. De esta forma, Bachelet podría devolverle en marzo de 2018 la banda presidencial que el propio Piñera –el multimillonario empresario que en 2010 se convirtió en el primer mandatario de derecha en gobernar Chile desde el retorno de la democracia– le ciñó a ella 4 años atrás. Bachelet prometió profundas reformas sociales –como la educación o la laboral–, reclamadas hace años por los chilenos. Pero a la hora de ejecutarlas, la mandataria pareciera haber cometido más errores que aciertos. afp