24 abr. 2024

Pasión y Muerte de Jesús se recrea en emblemáticos cerros

En empinados senderos, católicos dan realismo a las crueles escenas del calvario de Cristo en el Gólgota. Miles de peregrinos acudieron y se emocionaron con las puestas.

Kurusu Cerro, punto de credo en Atyrá

"¡Crucifícalo!, ¡crucifícalo!”, se oye gritar a una enardecida turba encabezada por miembros del Sanedrín y soldados romanos que se abren paso entre la multitud. Las miradas posan sobre un hombre encadenado y de lejos no se puede dilucidar qué vestuario resulta anacrónico cuando, inesperadamente y sin querer, los espectadores se vuelven parte de la representación teatral de la Pasión y Muerte de Jesús.
Son las 9.30 y en la escuela Brígido Rodríguez, de la compañía Zanja Hû, de Atyrá, se desarrolla la primera estación de la 9º edición del Via Crucis organizado por la comunidad juvenil Pasión de Cristo.
La representación de los episodios más notables de la Pasión de Cristo, a lo largo de 1,5 kilómetros hasta la cima del Kurusu Cerro, es una ceremonia impostergable para los vecinos de la compañía, pobladores de la ciudad y las decenas de turistas nacionales –e incluso extranjeros– que se quedan maravillados por la puesta en escena.
Minutos antes de que se inicie el Via Crucis, el pabellón principal de la escuela, que luce ornamentos que lo transforman en un verdadero pretorio (palacio en el que habitaba un gobernador romano), ya le da al espectador una idea de la calidad del trabajo hecho por los jóvenes.
Por esta razón, el modo cámara de los teléfonos móviles estuvo activo al menos en esas dos horas que duró el recorrido. Todos los jóvenes y adultos querían tener un recuerdo de esta gran puesta en escena que involucró a más de 120 actores. “Ojapo porãiteiko hikuái”, decía sorprendida una de las decenas de señoras.
LLANTO. Ninguna obra dramática –de teatro o cine– causa un impacto grande en las emociones humanas sin otro de los componentes elementales: la música. Desde el inicio del Via Crucis, el soundtrack de la película La Pasión de Cristo (2004), de Mel Gibson, marcó el paso de las estaciones gracias a un parlante itinerante.
Con esta ambientación, principalmente las personas mayores no pudieron ocultar el llanto al ver a Cristo siendo azotado por salvajes soldados y maltratado a los gritos por el gentío que pedía que lo crucifiquen.
La cima. Después de 1,5 kilómetros de recorrido por un sendero de tierra roja, Jesús llega a Kurusu Cerro para ser crucificado. A diferencia del Gólgota o Monte Calvario, esta serranía exhibe una abundante vegetación. Muchos no pudieron llegar hasta la cima porque el camino resultó muy empinado.
“Todo esto es muy emotivo porque toca en lo más profundo de nuestra fe. Subir el cerro, con los niños y los adultos, es grandioso”, señala Antonio Gamarra, oriundo de Minga Guazú.
Alcides Candia, del grupo juvenil Pasión de Cristo, resaltó el éxito de esta novedosa actividad, que gracias a las redes sociales y al eco de los medios de comunicación hoy se conoce más. “Con el apoyo de las instituciones y de los jóvenes iremos mejorando cada vez más”.
Úrsula Bareiro, coordinadora, resalta la colaboración de los vecinos de la comunidad, quienes, tras 9 años, ya se sienten orgullosos de la representación. La idea del Viacrucis nació en un grupo de jóvenes que soñaron con ponerle a Zanja Hû en el mapa de visitas de la Semana Santa.

Fe y vértigo en serranías de Yaguarón

Una antigua tradición que conjuga una profunda fe cristiana con adrenalina pura es la que se da cada Viernes Santo de todos los años cuando miles de personas, desafiando todo tipo de peligro, suben el pedregoso cerro de Yaguarón, de 325 metros de altura, en el Departamento de Paraguarí.
Niños, jóvenes y hasta adultos mayores acudieron una vez más en la víspera desde distintos puntos del país y sortearon enormes piedras que cubren el escabroso sendero para llegar a la cima de esta serranía, tal vez para encontrarse un tanto más cerca de Dios en esta festividad religiosa o por simple aventura.
Previo a la tortuosa escalada, actores de teatro recrearon el viacrucis sufrido por Jesucristo, quien finalmente fue crucificado a los pies de este accidente orográfico, lo cual fue acompañado por una multitud por las calles de la ciudad.
Brigadas de bomberos voluntarios y un plantel de profesionales de la salud se hallaban en el lugar para asistir a la gente que se aprestaba a subir el cerro ante la sofocante temperatura y lo accidentado del terreno.
ATRACTIVO. Dercides Ferreira, director general de Proyectos de la Comuna de Yaguarón, informó que si bien no hay datos oficiales sobre cantidad de improvisados alpinistas, la cifra oscilaría entre 15.000 y 20.000 personas que anualmente se trasladan a Yaguarón en Semana Santa. “Estos números se dan desde el miércoles hasta el Viernes Santo”, dijo.
Comentó que en las alturas del cerro se tiene el Ykua Kerana (pareja de Tau que dio origen a los siete mitos), donde hasta hoy muchos pobladores llevan a sus hijos recién nacidos a bañarlos para curarlos de todo mal.
Señaló que también está el Santo Tomás py pore, sector al cual acuden las personas enamoradas y donde la creencia indica que la pareja que pisa ese sitio va ineludiblemente para el matrimonio, además de la Cueva de Santo Tomás.
Agregó que a esto se suma el Oratorio Gamarra, que sirve para que la gente eleve sus plegarias y pida sus deseos para lo que resta del año.
Por otra parte, en lo que respecta a lo pagano, Ferreira acotó que la institución municipal se encarga de regular la presencia de vendedores ambulantes en toda la zona.
En ese sentido, manifestó que cada casilla paga un canon único de G. 56.000; en tanto que los puestos más pequeños abonan G. 20.000, dinero que es utilizado para el pago del personal comunal por las horas extras trabajadas.
Puntualizó que para dentro de un mes habilitarán el Paseo de los Mitos, en un tramo de 300 metros, como atractivo turístico yaguaronino.