Pepe Vargas
Puede que no sea el mismo suelo que uno pisa, pero sí es el mismo lugar. Paraguay formó parte del corredor regional habitado por varias especies de animales gigantes en un tiempo lejano de la prehistoria.
Restos fosilizados de mamíferos y herbívoros ya desaparecidos yacen bajo sedimentos del periodo Cuaternario que afloran en gran parte del Chaco y la Región Oriental, especialmente a la vera del río Paraguay y sus afluentes que lo secundan. Bajo los linderos de los cauces hídricos siguen ocultos los pedazos milenarios que son el único registro y testimonio de vida de hace al menos 10.000 años.
La cuenta pendiente, hasta hoy, es habilitar un sitio específico donde exhibir los materiales fósiles hasta ahora hallados y que se encuentran dispersos en diferentes lugares con fines de estudio e investigación científica.
Por citar: un pedazo del radio de un perezoso gigante o la parte superior del fémur de un mastodonte, así como placas que formaron parte del caparazón de un armadillo casi tan grande como un fusca. Esas son algunas de las piezas prehistóricas que reposan hoy en un estante del Departamento de Arqueología y Paleontología de la Secretaría Nacional de Cultura (SNC).
“Lamentablemente no contamos con un museo en donde estas piezas se exhiban, a excepción tal vez del museo del Jardín Botánico; ellos tienen algunos pares de piezas de fósiles, pero aparte de eso no tenemos nada”, explica Sergio Ríos, técnico paleontólogo de dicha dependencia de la SNC.
Otros sitios que albergan restos fósiles de estos colosos prehistóricos es el Laboratorio de Paleontología de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales (Facen), ubicado en el campus de la Universidad Nacional de Asunción (UNA), y el Museo Nacional de Historia Natural, en San Lorenzo, perteneciente a la Secretaría del Ambiente (Seam). Pero no existe uno exclusivo donde exponerlos para el público en general, así como hay en Bolivia, Argentina o Uruguay, países que componen el señalado corredor.
Para ir al laboratorio de la Facen se debe agendar con antelación una visita y el museo de la Seam es diverso ya que conserva ejemplares de la flora y la fauna silvestres.
Prospección. Los márgenes de riachos y arroyos que cortan los sedimentos en dirección al cauce del río Paraguay –señala– conservan gran caudal de material prehistórico. En efecto, los mayores hallazgos se realizaron en Puerto Pinasco, Concepción y Presidente Hayes. En Pinasco, junto a investigadores de la Facen y del Museo de la Universidad de La Plata (Buenos Aires, Argentina) hallaron –en 2013– una gran cantidad de fósiles.
A instancias de la Facen tienen previsto volver en el transcurso de este mes a esa localidad chaqueña para hacer nuevas prospecciones.
“Vamos a buscar materiales adicionales de modo a tener mejor conocimiento de la fauna del sitio, hacer una descripción geológica y tomar muestras que permitan tener una datación precisa de los fósiles”, apunta.
En Asunción, las zonas de Puerto Botánico y Tablada podrían albergar restos de animales extintos. “Los sedimentos de Ita Pytã Punta tienen por lo menos 60 millones de años”, refiere sobre lo que bien pudo haber sido en alguna época refugio de dinosaurios, aunque “no hay fósiles” de estos en el país. “Hay aparentes huellas de terópodos”, menciona con cierto escepticismo.
Rastros de 500 millones de años
Aparecen en formas de crustáceos y otros como conchas de mar. Los invertebrados marinos con más de 500 millones de años se dejan ver como vestigios impregnados sobre rocas limosas.
En una cantera de Itauguá, según cuenta Sergio Ríos, se hallaron rastros de trilobites y bivalvos. La forma de este último, incluso, es usada como el logo de una marca de distribuidora de gasolina.
“Quedó el molde de estos invertebrados, fueron cubiertos por sedimentos y con el paso del tiempo el mineral que les cubría desapareció; pero dejó la impresión en el barro, idéntica a la forma que tenían en vida”, explica el técnico paleontólogo de la SNC.
Así también, en la Secretaría cuentan con un pedazo de tronco petrificado de helecho de hace 250 millones de años.
Añoran al “colmillo de sable”
“Con la gente de la facultad, realmente soñamos con encontrar los restos del tigre de colmillo de sable”, confiesa Sergio Ríos, del Departamento de Arqueología y Paleontología de la Secretaría Nacional de Cultura (SNC). Es uno de los objetivos de la expedición que preparan junto a investigadores de la Facen y de la Universidad de La Plata, Argentina, entre este mes y noviembre al distrito de Puerto Pinasco, Departamento de Presidente Hayes.
Y no será tarea fácil. “Pasa que los carnívoros son menos frecuentes en los yacimientos fósiles. De cada diez huesos que se encuentran, nueve son herbívoros y uno, carnívoro”, compuso una regla que se repite como máxima en el ámbito de los paleontólogos.
Por lo demás, tienen el cometido de hallar más piezas del perezoso gigante. En la última visita, en 2013, alzaron varios restos, pero esperan toparse con uno completo.