A ver, ¿qué hay detrás de esta noticia?: el Ministerio de Salud, desde la Dirección de Salud Sexual y Reproductiva, anunció que implantarán anticonceptivos epidérmicos para evitar embarazos en adolescentes, con la financiación de Fondo de Población de las Naciones Unidas (Unfpa). Empezarán con 800 adolescentes, en cuya sangre se liberará durante 4 a 5 años continuos la hormona sintética llamada progestina.
Bien. Como soy madre de dos adolescentes me interesa el tema así que me informo. Según la página web de Planned Parenhood (la controvertida organización que es considerada la empresa abortista más grande en EEUU, y además es filial de IPPF, monitora del Plan Nacional de Salud Sexual y Reproductiva del Ministerio de Salud de Paraguay), este “es el método anticonceptivo para ‘ponerse y olvidarse’”. Claro que luego aclara que el implante NO protege contra las enfermedades de transmisión sexual (ETS), solo que “por suerte”, “usar condón cada vez que tienes una relación sexual reduce las probabilidades de contraer o contagiar ETS. Por lo tanto, el uso del condón junto con el implante es la mejor manera de evitar infecciones... y puedes tener relaciones sexuales sin preocupaciones”, afirman.
Bueno, pero al final, el mensaje es superconfuso para no decir engañoso porque o se reduce o se evita, ¡tuicha la diferencia! Y este otro mensaje de tener relaciones sexuales “sin preocupaciones” ¿incluye todas las casuales y con portadores de ETS? ¿No generarán como en otros países donde aplican estas políticas genitalistas de “sexo seguro” el temido efecto de “compensación de riesgo”, que es una trampa para quienes sintiéndose seguras de evitar embarazos tienen más relaciones sexuales promiscuas y aumentan los contagios de ETS? Total, es “ponerse y olvidarse”.
Entre el condón y la superhormona subcutánea ya suman dos productos que el Estado comprará y ¡se mueve el mercado! Pero en la misma web se aclara que el condón “es un poco menos eficaz con el herpes verrugas genital”, he’i. Gente, ¿y este no era el causante del cáncer de cuello uterino para la prevención del cual también el Estado compró vacunas por millones de dólares? ¡Ha upéi!
Todo este asunto me hace demasiado ruido. El uso supuestamente benigno de un agente extraño en el cuerpo de la mujer durante 4 a 5 años. Además de que el Estado se vuelve cliente de organizaciones que promueven no solo anticoncepción sino también aborto.
Tampoco me parece aquello de que “con el consentimiento de la adolescente ya basta” para el implante. ¿Y los padres y tutores? No hay consentimiento informado. No hay integralidad en el enfoque porque los valores de la persona están fuera de foco. Y, de yapa, la carga siempre es sobre la mujer que se somete a descarga hormonal que le cambia el metabolismo, pero no transforma su situación de vulnerabilidad... Ah, sí, ¿y el abusador? Bien, gracias. Pipuuu...