Los dirigidos por Humberto García nunca pudieron tener el control del partido y jugaron mayor parte del encuentro de contragolpe, como si ellos fueran los visitantes.
Mientras que Rubio Ñu, con la pelota al piso, armando juego desde la zona defensiva en adelante, con un Ángel Lucena, como armador; Osvaldo Hobecker, de distribuidor; Maximiliano Lugo, de asistidor, y Nery Cardozo, de definidor, hicieron pasar muchos sobresaltos a los locales.
El árbitro no pasó desapercibido. Afara cobró un penal muy dudoso a favor de General Díaz, mientras que casi en la jugada siguiente no cobró un penal claro ante Francisco Vera, de Rubio Ñu, lo que causó el enojo de dirigentes e hinchas albiverdes.
La imagen que dejó General Díaz fue pálida, de un equipo sin ganas y sin ideas, mientras que Rubio Ñu no lo pudo ganar por falta de energía y precisión en la segunda etapa.