A este eterno problema de la zona se suma la falta de señalización en las calles, un verdadero peligro para los escolares que llegan y salen de la institución educativa a pie.
“Es insoportable el olor que llega hasta uno de los pabellones de la escuela. Así no se puede dar clases”, sostiene Antonia Duarte. Lamenta que únicamente a través de denuncias a los medios, llega la Essap para reparar las cañerías.
La directora del centro escolar, Rocío Barrios, expresa que todos los días llaman al 162 –número para reclamos de la aguatera estatal–, pero nadie responde.
“No hay una solución definitiva por parte de la Essap, vienen, reparan, se van y a la semana siguiente la cloaca vuelve a invadirnos”, agrega.
Los padres denuncian que la situación se agrava en los días de precipitaciones. Suspenden el envío de sus hijos a clases. “No se puede cruzar por la cantidad de residuos cloacales que circulan”, indica Yohana Cáceres, otra mamá.
Asisten a San Vicente de Paul alrededor de 500 escolares. La mayoría debe cruzar la cloaca a cielo abierto.
Puente. Para evitar que los niños pisen el agua servida al atravesar la calle, los vecinos improvisaron un puente con escombros sobre la arteria Doctor Coronel.
Esta misma situación se dio el año pasado. Para cruzar sin tener que pisar los desechos, construyeron un puente con ramas y piedras.
El presidente de la Essap, Ludovico Sarubbi, informó que ayer por la tarde el inconveniente fue solucionado por cuadrillas de la proveedora estatal.
“No es un problema de cañerías viejas o rotas, es la obturación de los caños que suele darse porque los negocios tiran grasas y otras basuras al sistema”, expresa.
Tráfico. Los autos se confunden en doble fila. Unos automovilistas realizan maniobras buscando estacionar, mientras que el resto intenta seguir adelante, pero son bloqueados por los primeros.
“Otro drama que tenemos es la falta de señalización. En reiteradas ocasiones pedimos”, dice la directora Barros.