05 ago. 2025

Ñemby: Intensifican explotación en la cantera y se agravan grietas en casas

A un mes y medio de que venza el permiso de explotación en el cerro Ñemby, la firma Concret-Mix intensificó la actividad extractiva en la cantera.

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Incesante. El tráfico de camiones, entrando y saliendo con piedras, es intenso en la cantera.

Las detonaciones con dinamita se producen, sin falta, al menos tres veces al día y con mayor fuerza. Prácticamente todas las viviendas de los alrededores tienen paredes agrietadas y techos con goteras.

El incesante ir y venir de camiones tumba, cargados con piedras, levanta polvareda que se esparce sobre el vecindario distante a no más de 50 metros del pedregal. Solo a la mañana –según relatos de vecinos–, la empresa riega sus empolvados senderos y, al promediar el mediodía, el polvo ingresa en los hogares.

“A medida que va culminando su contrato, la empresa ya no controla la intensidad de las explosiones, que son cada vez más fuertes. Las detonaciones se realizan a cualquier hora; antes tenían un horario fijo”, dijo Hugo Céspedes, presidente de la Comisión Vecinal por la Recuperación y Preservación del Cerro Ñemby.

Ya no quieren esperar –dice– hasta el 28 de mayo, fecha en que termina el permiso de la constructora. “El pedido unánime de la gente es el cese inmediato de las explosiones y el polvo; el miedo es aún mayor porque el impacto es más fuerte en las casas”, reiteró.

A su criterio, se debe aplicar el principio precautorio en razón a las rajaduras que presentan centenares de casas de la zona; incluso la Escuela San Pedro y San Pablo, situada en el barrio Los Naranjos.

Sin respuestas. Nadie de la empresa Concret-Mix da la cara ni habla hasta ahora. Sus directores están de viaje y los encargados no tienen autorización de hablar con la prensa, según refirió –a un equipo de ÚH– un guardia apostado en el portón de acceso a la firma.

María Palacios, una vecina afectada, contó que solo una vez representantes de la constructora fueron a su domicilio.

“En una de las explosiones cayó una piedra sobre nuestra casa, un boquete enorme hizo en el techo y rompió parte de la pared”, comentó al señalar que obreros de la empresa fueron y “arreglaron todo rápido”.

Eso ocurrió hace unos siete años. “Por suerte nadie estaba en ese momento ahí; estábamos todos en la sala”, apuntó su hija Vanesa.

Posterior a este incidente, las detonaciones se hicieron a mayor profundidad, de modo a evitar más voladuras de rocas.

Esto no aplacó la aparición de grietas en las paredes. Con cada explosión el suelo y las ventanas vibran. Las tejas se desprenden con los temblores. “Llueve más adentro que afuera”, indicó sobre su techo minado de goteras. También se quejó del otro mal que les acecha: “A la mañana se riega la calle, pero al mediodía ya está el polvo de vuelta. Cuanto más tarde, más polvo hay”.