Se trata de Antonia Alcaraz López (42 años), quien tenía en su poder tres cápsulas de cocaína, totalizando 34,6 gramos. La droga estaba entre sus pertenencias.
Los controles de vigilancia en las inmediaciones del lugar de reclusión respondían al persistente flujo de ingreso y salida de drogas, además de la existencia de diversos mecanismos para sortear los sistemas de seguridad.
El teléfono con el que la mujer concretaba la comunicación con la clientela fue confiscado junto con el dinero obtenido en las transacciones efectivizadas, según informaron desde la Senad.
Todos los elementos reunidos comprometen en alto grado de implicancia a la mujer que no se encontraría sola en el ilícito.
La existencia de un mecanismo de control entre el Ministerio Público y la Senad posibilitará la desarticulación de más grupos dedicados a la distribución y el ingreso de sustancias ilícitas hasta los centros penitenciarios.