Por el patio de la Comisaría 8ª Metropolitana no se puede caminar. Desde debajo de un árbol de mango, hasta la puerta de la casa policial, e inclusive en la vereda, se apilonan motocicletas tipo cobrador, scooters, trail, de distintos colores y marcas que fueron abandonados por sus dueños por distintos motivos: la mayoría de los casos quedaron en la sede policial luego de un hecho de accidente de tránsito; otros fueron requisados por los uniformados luego de un control, por carecer de documentación, e incluso se tienen casos de motos que fueron abandonadas en plena calle.
“Se convierten en criaderos de alimañas, de mosquitos. Algunos hace más de tres o cuatro años que están acá; la verdad, que tenemos quejas de los vecinos”, se sinceró el comisario Juan Ramírez, jefe de la comisaría que aseguró que ya intentó trasladar las motocicletas hasta el depósito de la Policía, que queda en el kilómetro 21 de la ruta 1, en Capiatá, pero hasta el momento no hay lugar. “Recibimos la orden de trasladar las motocicletas a ese lugar, pero como está lleno ellos avisan a cada comisaría cuando hay un lugar. Hasta el momento, no tenemos otra salida que tenerlas acá", agregó el comisario que sostiene que en su lugar de trabajo conviven con más de 300 motocicletas, muchas de ellas ya inservibles, y tres automóviles que quedaron destruidos después de accidentes de tránsito.
Quejas de vecinos. Ante la preocupación de que la montaña de chatarras sirva para criaderos de mosquitos y traiga enfermedades como el dengue, vecinos de la comisaría se ofrecieron llevar ellos mismos las motocicletas hasta el depósito en Capiatá.
El comisario Ramírez teme que el malestar de los pobladores de la zona aumente y se llegue a casos extremos como sucedió en agosto del año pasado, en que desconocidos incendiaron un automóvil en desuso estacionado detrás de la Comisaría 10ª del barrio Campo Grande de Asunción.
Entonces, los vecinos se quejaron de la cantidad de vehículos estacionados en la dependencia policial. En ese entonces, argumentaron que tapan la visual y los ladrones aprovechan para entrar a robar en las casas.
En el 2014 ocurrió un caso similar, donde también un auto fue incendiado.
El comisario Ramírez no ve una salida cercana para esta problemática y explicó que la Policía está atada de pies y manos ante esta situación.
“La Fiscalía no se manifiesta; no nos da un oficio para deshacernos de los vehículos. Nosotros no podemos disponer de ellos. No nos gusta que estén acá, pero no podemos hacer nada”, se lamentó.
En la mayoría de las comisarías, tanto del área metropolitana como de la zona central, se da el mismo problema con las motos abandonadas, según explicó el uniformado.