“Tengo una fuerte relación con esos filmes, crecí con ellos”, admitió Nichols respecto a los paralelismos entre su película y E.T., así como la pasión compartida con Steven Spielberg por “mantener el misterio hasta el final”.
En el caso de Midnight Special, el gran generador de misterios es un niño de ocho años con aparentes poderes paranormales, al que su padre rescata de la secta extremista que lo adoptó.
A la ciencia-ficción siguió el cine realidad de Hedi, del debutante Mohamed Ben Attia, que puso al festival en uno de esos estados de buena armonía con que la Berlinale suele recibir las historias sencillas, pero bien contadas.
La suya es la de un joven vendedor de autos apocado y sometido a todo tipo de designios que a punto de casarse descubre que otro mundo es posible. EFE