La gran encrucijada de los padres actualmente es sobre el uso de los dispositivos tecnológicos por parte de los niños de cualquier edad. Más allá de debatir si comprarle o no un teléfono inteligente o una tableta, los especialistas aconsejan no llegar a los extremos y poner reglas para el usufructo de la tecnología.
Parar berrinches del niño al darle un dispositivo, no controlar el tiempo de uso, darle el teléfono móvil personal sin supervisión, es lo que realmente se debe evitar, señaló la licenciada en sicología Fátima López Moreira.
Ellos son parte de esta nueva era tecnológica. “Los chicos de hoy son cibernativos. Tenemos que enseñarles a ellos el equilibrio. No podemos evitar los teléfonos y tabletas porque forman parte de la vida de ellos. Si pretendemos que ellos no accedan entonces tenemos que ir a vivir en otro plantea”, dijo la reconocida sicóloga.
¿Entonces qué? Es la pregunta que flota en el aire, por ello la sicóloga López recomienda que se use la tecnología con responsabilidad. “Lo que tenemos que saber es usar la tecnología a nuestro favor y con responsabilidad”.
Usar un teléfono inteligente o tableta para zafar del berrinche de los hijos o para que no molesten es una mala estrategia de distracción. Es un mal paso, advierte López. Es signo de salida fácil, de que no tenemos tiempo para nuestros hijos ni recursos para entretenerlos o calmarlos, dijo.
En ese sentido, habló de que como padre hay que saber manejar estos casos y utilizar otros medios, como primero hablar y tranquilizar al hijo. "¿Cómo estamos emocionalmente cuando nuestros hijos hacen un berrinche? Porque si nuestros hijos hacen un berrinche o están enojados, e inmediatamente les damos un teléfono o una tableta, quiere decir que no tenemos recursos, o estamos cansados o no es lo más importante nuestro hijo, entonces es como una salida fácil”, reflexionó.
Los dobles mensajes. Estos deben evitarse. Por ejemplo, si le decimos al niño que no use tanto la tableta o el teléfono móvil, pero uno como padre se pasa chateando, revisando las redes sociales y hace caso omiso al pedido de los hijos, entonces se está actuando mal. “Y no hay nada más nocivo para la salud mental de un chico que los dobles mensajes, porque ellos no saben cuál es lo bueno”.
Otro error es que los padres dan a sus hijos sus celulares. “Los hijos no deben acceder a los teléfonos de los padres. Es propiedad privada. Un chico debe aprender a respetar la privacidad de los adultos. Si accedemos, a veces podemos darle, pero bajo control”. Si esta práctica se mantiene el niño ya no respetará la intimidad del adulto ni de las demás personas, creerá que puede usar un teléfono e infringir la privacidad revisando los contenidos de los celulares.