“Somos un equipo grande. Estamos contentos, pero a la vez un poco ansiosos”, expresa Marcelo Martinessi, a horas del estreno de su primer largometraje Las herederas, en la 65 edición de la Berlinale, que se desarrolla desde ayer en Alemania. Allí el filme competirá por el Oso de Oro, el mayor galardón del festival.
Son pocas pero contundentes las palabras que describen las expectativas del director y de todo su equipo. Es que se trata de la primera vez que un filme paraguayo es invitado a competir en la sección principal de un encuentro de cine categoría A.
La primera proyección está prevista para hoy, a las 15.30, en el Berlinale Palast. A la noche, Luxbox, distribuidora internacional, organiza una fiesta para todo el elenco. Luego habrá otras funciones en el marco del festival, entre ellas la función de apertura del Berlinale Talents.
La delegación paraguaya, encabezada por Martinessi, el productor Sebastián Peña y las tres actrices principales, Ana Brun, Margarita Irún, Ana Ivanova, además del director de arte Carlo Spatuzza, ya se encuentran en Alemania. Lo acompañan el director de fotografía francovenezolano Luis Arteaga, uno de los directores de sonido; el brasileño Fernando Henna, junto con el mezclador Ariel Henrique, además del montajista Fernando Epstein, y todos los coproductores de Alemania, Francia, Noruega, Brasil y Uruguay.
Oscuridad. Las herederas narra la historia de dos mujeres de buena posición social que habían heredado suficiente dinero para vivir cómodamente. Pero a sus 60 años de edad, la situación empieza a cambiar cuando el dinero ya no les alcanza. Esta nueva realidad altera el equilibrio imaginario en el que vivían, pero sobre todo empuja a una de ellas a iniciar un proceso de transformación interna, alterando un mundo que hasta entonces había permanecido inmóvil.
Al escribir la historia de Chela y Chiquita se dio cuenta de que estaba intentando dialogar con años de oscuridad y con una sociedad (la paraguaya), que no quiere cambiar, que prefiere permanecer escondida, aferrada a su propia sombra.
Es que, según el cineasta, Paraguay tuvo décadas de oscuridad, debido al régimen autoritario de Stroessner, que también afectaron al cine. “Es imposible hablar de cine en Paraguay sin ser conscientes de las décadas de oscuridad, de toda una época en la que aquí no existió la posibilidad de filmar. Mientras Latinoamérica narraba sus historias en la pantalla grande, mi país permanecía invisible”, expresa.
“El más reciente golpe de Estado (2012, destitución de Lugo) hizo evidente que siempre hubo un romance entre nuestra burguesía y los regímenes autoritarios”, señala.
Martinessi tiene experiencias anteriores en la Berlinale. Participó de la sección Berlinale Shorts con Karai Norte, en el 2009 y regresó luego en el 2011 a la sección Generation con Calle Última. Además fue parte del Berlinale Talents y en el Berlinale Doc Station elaboró las bases para su corto más reciente La voz perdida.
“Será un honor empezar el recorrido internacional de esta película –tan querida para todos los que la hicimos– en las pantallas de la Berlinale, al lado de trabajos de directores y actores que admiramos”, señaló el director sobre su participación en el prestigioso festival.
Un universo de mujeres
“Me crié en un mundo marcado por mujeres: madre, hermanas, abuelas, tías, vecinas. Sabía que mi primer largo iba a meterse en ese universo femenino que admiro más aún desde que empecé a ver las películas de Fassbinder”, expresa Martinessi sobre Las herederas.
El escritor paraguayo Gabriel Casaccia es quizás su influencia más fuerte al procurar un retrato de la burguesía paraguaya. “Su primera novela surge en los años 50, cuando nuestra literatura solo narraba a héroes. Sin embargo, él se anima a quitar al hombre paraguayo sus oropeles y entregarle a cambio su humanidad”, señala.
El director creció en una sociedad donde, afirma, había solo una forma de ser hombre, “moldeada por los militares y la Iglesia Católica”. “Creo que uno de los graves problemas de las sociedades tan machistas como la paraguaya, es que se espera que el hombre tenga todas las respuestas. Y no nos enseñan del enorme placer de tener interrogantes, de hacernos preguntas”, argumenta.