24 abr. 2024

“Los partidos están centrados en el elector, no en los procesos sociales”

Los partidos políticos perdieron legitimidad para acoger las demandas sociales. En su lugar se fortalecen los líderes y emprendedores sociales, dice Carril. El Estado, por su parte, no está preparado para las complejidades del mundo actual.

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Catedrático. Jaime Carril estuvo la semana pasada como expositor en el V Conlac, Asunción. | Foto: Miguel Houdin.

Por Susana Oviedo

soviedo@uhora.com.py

De paso por Asunción, el profesor Jaime Carril se dio tiempo para dialogar con el diario ÚH y explicar cómo los cambios culturales incentivados por las nuevas tecnologías de la información y la comunicación modifican las formas de participación ciudadana y colocan como una institución desfazada al propio Estado. El académico chileno es doctor en Comunicación y Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona y es docente de la Universidad de Santiago de Chile.

–¿Qué está sucediendo en cuanto a participación y los partidos políticos, a partir de internet y las redes sociales?

–El partido perdió legitimidad como forma de operar para acoger las demandas sociales. Está en crisis, no de identidad, sino de participación. Tiene que ver con el cómo se ejerce el poder y para qué se ejerce el poder.

Surgen líderes sociales o emprendedores sociales. Eran los que antiguamente se metían a los partidos políticos y desde estos trataban de hacer las transformaciones sociales. Pero ahora los partidos políticos solo quieren llegar al gobierno y al Estado. Entonces, finalmente, se reducen más bien a una máquina electoral.

Muchas de las personas con ideales se han dedicado a crear fundaciones u organizaciones sociales que se dedican a solucionar problemas públicos.

Los partidos políticos perdieron a personas así, porque están centrados, no en los procesos sociales, sino en el elector; en capturar el voto para alcanzar el poder.

–¿Qué pasará con ellos entonces?

–Probablemente lo que va a ocurrir es que se van a desarmar los partidos tradicionales y se van a armar nuevos partidos, pero desde el punto de vista operativo, estos no van a ser muy distintos a los que ya existen, aunque tendrán que utilizar redes mucho más participativas. Se podrá votar en línea (online), participar, expresar ideas, construir agendas en conjunto. Esto va a ser un cambio notable.

No obstante, siento que los partidos políticos no permiten que hayan estos cambios, porque sus estructuras están diseñadas para quienes ejercen el poder, hagan liderazgo y no pierdan su poder.

–¿Cómo se dan las nuevas formas de participación de los jóvenes frente a esto?

–Los jóvenes no se afilian a los partidos, se meten a los grupos sociales, a las asociaciones civiles o fundaciones y allí participan. También en organizaciones vinculadas al tema religioso. Pero de una forma mucho más desinstitucionalizada. Se autoconvocan.

En Chile, por ejemplo, cuando hay alguna alarma por algún problema ambiental, automáticamente se ponen en red y articulan, y logran crear una nueva fórmula operativa.

Lo que han logrado es: “Te meto bulla y googleo”.

–¿No deberían pasar a un siguiente peldaño?

–No, han pasado al qué hago luego de meter bulla y googlear. Creo que la parte que está fallando de esta nueva fórmula –impulsada sobre todo por los jóvenes– es cómo convertir la fiscalización y la denuncia en acción operativa. Ahí hay un trabajo que hacer y es un desafío para el mundo social.

–La crítica que se hace a este tipo de participación también es que no dura, que es más bien espasmódica...

–Claro, en el fondo es reactiva. Hasta ahí llegamos. Pero hay una segunda parte que sería: qué hago y cómo lo hago, para actuar. Es lo que no está lo suficientemente articulada. Creo que allí los grupos sociales han fallado. La construcción de la propuesta es un tema que a los grupos les ha sido difícil. No es que estén equivocados en el sentido, sino es parte de la dificultad que tienen de pasar de la sola reacción a la acción.

En los emprendedores sociales que, seguramente hay muchos en Paraguay, hallarás que sí hay respuestas de acción concretas. Los líderes futuros van a retomar a esos grupos, porque por ahí está el futuro.

–Durante las campañas electorales, los candidatos y movimientos políticos crean su página web y están en todas las redes sociales, etc., ¿motivan así la participación?

–En el fondo, es la misma institución antigua que solo utiliza estos medios para sostener su propia estructura antigua. No abren sus redes, porque si la abriesen, puede haber un cambio. Recordemos que las organizaciones políticas son organizaciones de poder, gestionan el poder y organizan sus instituciones en función de su propio poder, entonces, el punto es cómo convertimos eso en organizaciones más democráticas.

El mundo religioso, el de los partidos políticos y otras instituciones crean sus páginas webs, pero para decir más de lo mismo. Lo que importa es qué quiere y cómo integro al otro a lo que estoy haciendo.

–¿Es el Estado una estructura desfasada hoy?

–Este Estado se quedó en el siglo XIX. La sociedad contemporánea del siglo XXI es mucho más formada; el acceso a la educación ha permitido que las personas tengan mucha más capacidad de conciencia, de razón. El ciudadano quiere participar en los procesos políticos y eso significa, por ejemplo, involucrarse en un proyecto social, desde el inicio y hasta la evaluación.

Exige mucho más ser actor de procesos que ser solamente el votante cada 4 o 5 años en un proceso que hacen otros.

Ahora la exigencia es de una participación activa en los procesos de construcción de la política y el beneficio público, y el Estado no está diseñado para eso. Contrata constructores, sociólogos, consultores, técnicos, y estos deciden por la gente. Por eso, la gente no siente que estén respondiendo a sus demandas.

Las nuevas demandas que se generan en este nuevo contexto social-cultural son mucho más complejas y a la gente no le interesa votar.

Siente que hacerlo no es significativo para su vida.

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