01 ago. 2025

Los alberdeños que van a Formosa se hospedan en casas de sus parientes

El éxodo de personas en Alberdi, por el peligro de colapso del muro, es inferior frente al resto que decide quedarse. Solo 120 familias tienen intención de irse. Mientras, el comercio sigue su curso en la ciudad.

Movimiento.  La actividad comercial no se interrumpe, pese al temor de derrumbe del muro.

Movimiento. La actividad comercial no se interrumpe, pese al temor de derrumbe del muro.

Por Pepe Vargas

ALBERDI

Agazapadas debajo de una carpa de plástico, tres mujeres tratan de no empaparse, sentadas sobre sus ropas y enseres, embalados en bolsas de hule. Esperan bajo una pertinaz lluvia la embarcación que las lleve a Formosa. Una de ellas está embarazada de siete meses y cuenta que fue hasta allí a buscar a su suegra.

“Nos vamos a ir a la casa de mi hijo que vive allá", apunta Gloria Yaffar, quien hace quince días se trasladó a un refugio cercano a la defensa costera. Ella es de Alberdi Tuyá, un barrio extramuro de la ciudad que está totalmente anegado por las aguas del río Paraguay.

“Ella es mi nuera, vino a darnos fuerza”, señala a la joven en estado de gravidez. Su hijo reside en la provincia argentina aprovechando que posee doble nacionalidad, así como la mayoría de los alberdeños que nacen en hospitales públicos formoseños.

“Salimos porque no nos queremos arriesgar por el peligro de la barrera; estamos esperando la lancha nomás”, comenta Gloria, cuyo padre también vive al otro lado del río Paraguay.

Junto a su hija se asentará temporalmente en el barrio Simón Bolívar, un arrabal formoseño habitado –sin exagerar– casi en su totalidad por los paraguayos y sus descendientes.

No es la primera vez que le toca mudarse. Recuerda que en el 83 le tocó huir hacia la frontera argentina con sus familiares. “Después de aquel tiempo, cuando era criatura, ahora estoy viviendo con mis hijos esto”, relata.

Hasta ahora unas 120 familias “están queriendo ir a Formosa” y, por día, la Comuna asiste en esas mudanzas a unas siete a ocho familias, según menciona Federico Centurión, intendente local, con base en un censo hecho el pasado 26 de diciembre.

Comercio. Del sondeo en cuestión, 1.890 personas –dedicadas en su mayoría al comercio– que viven en zonas altas de la ciudad prefieren quedarse y resistir por más de que el agua ingrese.

Si bien los comerciantes sienten que se redujo la cantidad de visitantes, igual sigue fluyendo la actividad comercial en la localidad; más aún si se tiene en cuenta que está aislada del resto del país hace casi un mes. “Vienen los turistas y no nos queda otra que seguir trabajando. No podemos dejar nuestras casas”, manifiesta Walter Ayala, comerciante de la zona.

Conveniencia. Por día, miles de visitantes –principalmente de la vecina Formosa– van a hacer compras a Alberdi ya que los artículos “salen menos de mitad de precio” en relación a en su ciudad.

La gente hace largas colas en el puerto formoseño para abordar la lancha, sin importar el intenso sol o la lluvia. “Todo cuesta a mitad de precio acá, por eso venimos a comprar”, comenta Claudia.

Por lo demás, muchos alberdeños trabajan como vendedores en el mercadito de Formosa, de modo que si se mudan allí, no van a perder sus fuentes de trabajo.