Quedan algunas buenas personas que siguen creyendo que las fuerzas democráticas deben reincorporar a los actuales oficialistas Blas Llano y su tropa y Fernando Lugo y la suya para asegurar una victoria electoral en 2018, como si los paraguayos fuéramos una suerte de infradotados que no recordamos lo que hicieron dichos políticos entre el 28 de marzo y el 1 de abril pasados, y como si fuéramos incapaces de aprender de tan tremenda lección.
Y, sobre todo, como si los paraguayos fuéramos una especie de ganado repartido en los potreros de Llano o Lugo, cuyos capataces nos pudieran obligar a votar por lo que decidan esos aliados de Cartes.
Aquellas buenas personas se empantanaron en 1990 –sin moto, sin celular y sin redes sociales–, aunque lo peor es que no quieren ver lo que los propios Llano y Lugo confirman todos los días: Siguen y seguirán aliados a Cartes.
Fernando Lugo, con el propósito de seducir a los liberales, afirma que su alianza con Cartes “no es a ciegas”, generando las expectativas que le posibilitaron imponer condiciones a los demócratas como votar, por ejemplo, el dinero para sus piqueteros a cambio de compromisos a cumplirse en un vidrioso futuro.
Y añade todavía, para embaucar más a los liberales, que “muchas veces, hay sorpresas” hablando de 2018 (http://bit.ly/2he3xMX). Lugo habla como si el país no hubiera sido testigo de que su palabra vale lo que la de Lilian Samaniego.
Lugo sigue tratando de engañar a los liberales: Ahora que, a pesar de él, la enmienda por la reelección está muerta, dice que ella “no es la vía para habilitar la reelección”, como si nadie supiera y nadie recordara que sus leales le obedecen como a Cartes los suyos y que golpearon en marzo por la reelección vía enmienda por su directa orden y para su personal beneficio.
Pero para que nadie se llame a engaños, Fernando Silva Facetti aseguró que los golpistas de marzo no tienen nada de qué arrepentirse o por lo que pedir perdón con relación al frustrado quiebre constitucional en el que participaron para imponer la reelección vía enmienda (http://bit.ly/2vc4Tx0).
Es decir, mantienen plenamente vigente la tesis golpista de que la conveniencia política autoriza a violar el orden constitucional.
Pretenden una “unidad” no sobre la base de principios, sino sobre la de un acuerdo coyuntural que les autoriza, una vez obtenido el resultado esperado, a obrar fuera de todo compromiso y fuera de toda responsabilidad ante el pueblo. Aunque los compromisos que asumen con Horacio Cartes los cumplen sin chistar.
Por si alguien tuviera alguna duda acerca de qué lado de la historia están los golpistas, Silva Facetti confirmó que comparten la tesis de Cartes según la cual el presidente liberal, Efraín Alegre, es autor moral del incendio del Congreso, aun cuando empiezan a publicarse documentos sobre cómo el golpe se dirigió desde las gerencias del grupo Cartes (http://bit.ly/2hgxxba) (http://bit.ly/2uPGw6h).
Hasta las comunicaciones de los gerentes de Cartes con la Policía justifican los golpistas (http://bit.ly/2tRPoae). Y no solo eso, sino el plan de encarcelar a Efraín, como quiere Cartes, porque está resistiendo el asalto cartista a la interna liberal con la creación de un tribunal electoral paralelo al legítimo (http://bit.ly/2vc4Tx0).
Llano y Lugo no son necesarios para ganar en 2018 como lo demuestran uniformemente todas las encuestas. Son lo peor de la política paraguaya corrupta al servicio de Cartes y el pueblo premiará a quien los deje afuera.