En este contexto, la reputación de la fuente de información tendrá cada vez más relevancia. No obstante, es importante analizar cómo se crea esa reputación. La reputación se construye demostrando resultados y se fortalece con una fuerte inversión en la imagen institucional. Los medios masivos de comunicación, en su gran mayoría, se financian a través de socios comerciales que invierten en espacios de publicidad que a su vez les garantice a estos una buena reputación en el mercado al que apuntan. Algunas empresas, incluso, pautan en un medio como estrategia para evitar ser investigados. Esta realidad hace que la libertad de prensa esté restringida a los intereses corporativos del medio de comunicación y de los socios comerciales en donde el comunicador se desempeña.
En Paraguay se han visto varios casos en donde periodistas que, a pesar de mostrar integridad moral y profesional, son despedidos luego de rebelarse contra los intereses corporativos de los dueños de los medios. Podrán seguir estos periodistas publicando noticias en Twitter, WhatsApp y Facebook, pero pierden la visibilidad y reputación asociada a un medio de comunicación masivo.
Conscientes del creciente poder de los medios masivos, los intereses corporativos no se contentan con pautar en los medios de otros. A largo plazo, se minimizan riesgos y se evitan costos comprando los mismos medios de comunicación y del vuelto algún partido político en oferta.
Esta situación es un gran riesgo para la sobrevivencia de la democracia. El éxito de una democracia depende del nivel educativo de los gobernantes y gobernados y del buen funcionamiento de las instituciones. Esta educación si se basa en información censurada por intereses corporativos no es una educación que genere una ciudadanía libre e instituciones sólidas para desarrollarnos e innovar.
Sin embargo, el riesgo para la democracia no solo viene de la corporativización de los medios masivos. Existe un nuevo riesgo que justamente lo vimos en la campaña de Donald Trump. Desprestigiar a los medios masivos de comunicación y solo citar a las fuentes que acompañen los puntos de vista e ideologías que coincidan con mis propias creencias e intereses es también un enorme riesgo si queremos fortalecer democracias basadas en el pluralismo. Incluso, los algoritmos de las redes sociales hacen que constantemente veamos noticias que refuerzan nuestra visión sesgada del mundo.
Estar bien informados implica que cada ciudadano pueda verificar sin mucho esfuerzo la validez de la fuente de las noticias. Ya no es suficiente tener libertad corporativa de prensa, hoy necesitamos la libertad de acceder a fuentes confiables y verificables de información para acercarnos a la verdad.
Es por ello, que una de las principales tareas que tenemos es la de fortalecer la independencia de fuentes de información estadística y financiamiento científico como la Dirección General de Estadística, Encuestas y Censos (DGEEC) y el Conacyt. Además, debemos fortalecer los centros de investigación y medios de comunicación independientes que demuestren un compromiso real con la divulgación de las fuentes para así ampliar el alcance de la estadística y los resultados de la ciencia al servicio del ciudadano común y de los tomadores de decisiones.