Una universidad canadiense analizó los vínculos entre los grados depresivos y el cociente intelectual en mujeres adultas, informó el portal Glamour.com.
Los síntomas de tristeza y ansiedad social se vinculaban con la preocupación y la capacidad de procesar información y todo esto a la inteligencia.
El equipo liderado por el profesor Alexander Penney resolvió que las mujeres analizadas que presentaban mayores muestras de preocupación eran también las que sacaban mejores notas en las pruebas que medían su inteligencia.
Pero para comprender mejor, explicó que todo se resume a que la preocupación es una herramienta para la evolución de la especie y fundamental para la supervivencia.
Las personas más inteligentes generalmente buscan todo el tiempo soluciones a los problemas, ya sea uno real o algo que se les plantee, esto desarrolla constantemente el pensamiento crítico, un mecanismo fundamental para reclutaciones y líderes de grandes empresas.
El estudio determinó también que los más inteligentes tienden a tener más cargo de conciencia, gracias a la buena memoria que recuerda el pasado, y se cuestionan cómo hubiese sido actuar mejor.
Para Mihaly Csikszentmihalyi, quienes tienen un cociente intelectual más elevado suelen registrar también mayores signos de tristeza, puesto que los genios más destacados suelen ser también personas más sacrificadas y solitarias.
A esto le siguen la angustia, la frustración y hasta los propios reproches ante un error, puesto que la inteligencia no garantiza el éxito ante la toma de decisiones.