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La Resurrección de Jesús, plasmada en miles de pinturas y esculturas a lo largo de la historia del arte, registra el momento en que Cristo sale de la tumba elevándose al cielo, situación de la cual los evangelios no ahondan en tantos detalles como sí lo ilustran los artistas.
De los cuatro evangelios conocidos –Marcos, Mateo, Lucas y Juan–, el relato central de la resurrección se limita a presentar una historia con elementos coincidentes, como la piedra removida de la tumba cerrada, el sepulcro vacío, la presencia de guardias y la visita de mujeres.
Más allá de eso, los colores de la túnica de Jesús o su articulación gestual erigiéndose al cielo –con algún elemento en la mano, sea un estandarte o un crucifijo–, la ambientación de la escena y otros detalles, ya recaen en el ámbito de la creatividad del artista.
Pese a no existir descripciones en detalle de la resurrección en estos escritos, el deseo de describir aquel hecho –eje central de la cristiandad– motivó la creación de célebres obras de arte respecto al tema.
“Siempre nace una pretensión del artista cristiano que trata de ir más allá de lo que dice el Evangelio. Tratan de ayudar al fiel y al observador para interiorizarlo en este hecho portentoso que significa la resurrección, ya que no hay un acontecimiento igual en toda la historia de la humanidad”, indica Nelly Aquino, artista plástica y profesora de arte.
“Para el cristiano, el significado de la resurrección representa la verdadera estatura a la que estamos llamados. La resurrección es un hombre que vence la muerte, y con eso, ya no existen más límites”, agrega la docente.
En tanto, otros expertos del arte apuntan que los detalles del episodio tal como se conocen actualmente a través del arte no se representaron, sino hasta llegado el siglo XIV o desde la era del Renacimiento.
INFLUYENTE. Ese instante que revela la victoria y el triunfo de Jesús sobre la muerte fue abordado por clásicos del Renacimiento, como Piero della Francesca, Perugino o Rafael Sanzio, además de otros pintores florentinos y del mundo. De los clásicos que influyeron a cientos de artistas posteriores figura la Resurrección de Cristo, de Piero della Francesca, plasmado entre 1463 y 1465. “Este cuadro impresiona por su realismo. Pinturas posteriores, sin embargo, ya pintan a un Cristo volando por los aires, ya más idealizados. Pese a que la mirada del Cristo de Piero es un poco tosco en su técnica, no deja de ser imponente por su gran realismo”, dice Aquino.