Un informe de la Oficina de la ONU para los Derechos Humanos divulgado esta jornada cuestiona la credibilidad de las indagaciones efectuadas por una comisión nacional creada por el Gobierno yemení, ya que “no contó con la cooperación de todas las partes involucradas y no pudo operar en todas partes” del ese país.
El responsable para Oriente Medio de esa entidad, Mohamad Ali Alnsour, agregó que esa comisión gubernamental yemení informó mayoritariamente sobre los crímenes cometidos por los rebeldes hutíes y dejó de lado los atribuidos a las fuerzas que apoyan al gobierno en el exilio.
El principal apoyo al exiliado presidente Abdo Rabu Mansur Hadi es Arabia Saudí, donde reside y que lidera una coalición militar árabe que entró en el conflicto en marzo de 2015.
A partir de entonces, se registró una grave intensificación del conflicto y el aumento de víctimas entre la población civil, que se atribuye en gran parte a los bombardeos aéreos de la coalición contra los hutíes.
Según el informe de la ONU, desde entonces han muerto en el conflicto 3.799 civiles y 6.711 quedaron heridos. Estas cifras excluyen las bajas entre los combatientes.
“La perpetuación del conflicto y sus consecuencias en la población de Yemen son devastadoras. La comunidad internacional tiene la obligación legal y moral de hacer algo para aliviar este sufrimiento”, señaló la ONU en una declaración que acompaña al informe.
En su compendio de los actos con los que se violó el derecho internacional, la ONU enumera ataques a zonas residenciales, mercados, instalaciones médicas, colegios, así como a otras infraestructuras públicas y privadas.
Asimismo, denuncia el uso indiscriminado de armamento prohibido por las normas internacionales, como las minas terrestres y bombas de fragmentación.
En numerosos casos, los investigadores de la ONU no pudieron identificar la presencia de posibles blancos militares en lugares donde hubo bombardeos.
Otras violaciones consistieron en la intervención de francotiradores, arrestos arbitrarios, asesinatos selectivos, reclutamiento forzado de niños, así como en la expulsión y desplazamiento de poblaciones.
Al menos tres millones de personas en Yemen -uno de los países más pobres del mundo- han sido forzadas a abandonar sus hogares.
La magnitud de la tragedia humana se refleja también en que 7,6 millones de personas -entre ellas tres millones de niños- (cerca de la tercera parte de la población del país) sufre de malnutrición.