Los campesinos e indígenas que andan cerrando las bocacalles del centro de Asunción están en su derecho. Para eso es una protesta. Este es un país que reivindica el estado de derecho y la democracia. Que lo hagan, es parte de ese ejercicio.
Ya sé que circular también es un derecho. Y nadie deja de hacerlo. Solo que el tráfico se enlentece y causa un retraso que no toleramos en la capital. Sin embargo, queremos que ellos aguanten el abandono y los desplantes; que esperen hasta morir en sus capueras y desaparezcan para que en su lugar florezcan sojales que ubican al país en el primer mundo de los exportadores, aunque no dejen ganancia al fisco ni paguen impuestos significativos. No preocupa que con eso ya no haya producción agrícola para la comida de cada día. Total, comprarla de otros países resuelve el problema, aunque al triple del precio... Tampoco importa que se envenenen cursos de agua, tierras, personas, animales... Sí enfurece que taponen las bocacalles.
Ellos tienen la culpa por venir. Por instalarse en la plaza de Armas y aguantarse heladas de 0 grados con sus ancianos y niños. Lo hacen porque les gusta. Por haraganes. Porque disfrutan de vivir así. No quieren progresar.
¿Quién les dice que lo hagan? ¿Quién les manda a gastar lo que no tienen para venir a molestar a la capital donde los burócratas, oficinistas y todo tipo de explotados deben llegar a hora, muchos por miserables salarios que en su gran mayoría provienen de los impuestos que pagan esos campesinos que les impiden estar a tiempo en sus conchabos donde nunca tienen estabilidad laboral, aunque la ley lo disponga.
Muchos de esos que denuestan y deploran en contra, son hijos de esos mismos agricultores que con la plata que alcanzaron cultivando pudieron mandarlos a la universidad y a la capital.
Sí, los campesinos e indígenas no tienen vergüenza. Seguro son manipulados para molestar la honesta labor de los legisladores y desestabilizar al sacrificado gobierno de Cartes. ¿Qué pretenden? ¿Que el Estado les regale plata? ¿Por qué, si ya subsidiaron y condonaron a sojeros y otros empresarios de la especulación que sí merecen, aunque no produzcan más que deudas? Uno trabaja duro para tener lo que tiene, nadie regala nada.
¿Piden condonación porque el Estado les engañó? Por algo habrá sido.
En fin. Mañana es viernes. Muchos seguro se prepararán para ir a visitar a sus familiares en el interior; o no, porque los muy haraganes vinieron a Asunción a protestar, aguándoles el fin de semana de descanso. Qué fastidio...