23 abr. 2024

La costumbre de automedicarse con antibióticos puede resultar muy letal

La Dirección de Vigilancia de la Salud alerta sobre el uso indiscriminado de los antimicrobianos porque es perjudicial para la salud. El fármaco no se debe usar para tratar la gripe, tos ni otras afecciones virales.

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La gripe y otros virus respiratorios no se curan con el uso de antibióticos. “Son virus, no bacterias”, aclara la doctora Águeda Cabello, titular de la Dirección de Vigilancia de la Salud del Ministerio de Salud Pública (MSP) ante la “costumbre” de algunas personas de automedicarse con antimicrobianos, que puede derivar en la resistencia bacteriana, es decir, el fármaco pierde efecto.

El peligro del mal uso y abuso en el consumo de los antibióticos aumenta el desarrollo de la resistencia que sucede cuando “los medicamentos se vuelven ineficaces y las infecciones persisten en el organismo”, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).

“La influenza y otros virus respiratorios son virus, no son bacterias. No responden al tratamiento con antibióticos. En el caso de la influenza se usa Oseltamivir. Usar antibióticos no mejora el cuadro gripal”, explicó la doctora Cabello. Los antibióticos sirven para atacar a las bacterias, no virus.

La consulta oportuna y seguir las indicaciones del médico cuando receta un antimicrobiano son claves para tratar la enfermedad y disminuir el desarrollo de bacterias farmacorresistentes, indicó la titular de Vigilancia de la Salud.

La profesional alertó sobre los riesgos de adquirir resistencia respecto a los antibióticos e instó a ingerirlos solo bajo la estricta indicación de los médicos. En ese sentido, ejemplificó que si el médico recomienda consumir el medicamento por siete días, se debe respetar el plazo, ni un día más ni un día menos.

SALUD EN RIESGO. La práctica del uso indiscriminado de antimicrobianos es considerada un evento emergente, por lo que la OMS recientemente los agrupó en tres categorías que son acceso, precaución y último recurso. Los expertos formularon recomendaciones sobre cuándo se debería utilizar cada ítem. El objetivo es preservar la eficacia de los antibióticos.

La regla fundamental es no automedicarse. El doctor Robert Núñez, pediatra y director del Hospital de Lambaré, señaló que con la aparición de la penicilina, el primer antibiótico, actuó en su momento de manera eficaz.

Pero “con el advenimiento del uso indiscriminado, el organismo hace una resistencia. Es como si fuera que el mismo organismo, en este caso la bacteria, forma una contrarrespuesta. Entonces, cuando llegamos a aplicar de forma indiscriminada esa bacteria desarrolla una resistencia, es decir, cuando usás el antibiótico después ya no tiene efecto, o las dosis ya son bajas o el antibiótico en sí ya no funciona”, explicó Núñez. Cuando sucede esto, se usan antibióticos de amplio espectro, que son los de mayor costo en el mercado.

Consultas. La falta de interés de las personas en acudir a la consulta y optar por el consumo indiscriminado trae consecuencias en la salud. “Las personas que como ya es costumbre se automedican, no tienen paciencia para consultar o no quieren consultar, entonces ante cualquier dolor que es viral, toman un antibiótico”. Esta práctica puede pasar la factura y al desarrollar resistencia el antimicrobiano ya no le servirá para tratar las enfermedades.

“Es parte ya de nuestra cultura (la automedicación). La gente retira medicamentos y no usó todo, entonces, cuando vuelve a tener los síntomas vuelve a tomar el antibiótico”, dijo. Esta práctica debe evitarse”, insistió.

Desde su experiencia, el doctor Robert Núñez señaló que actualmente cada vez menos efecto tiene la amoxicilina para tratar las enfermedades, por lo que debe recurrirse a los de amplio espectro.

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OMS agrupó el producto en tres categorías

La Organización Mundial de la Salud (OMS) creó tres categorías de antibióticos que son acceso, precaución y último recurso. La lista incluye ítems para tratar 21 infecciones más comunes.

En el grupo acceso, los medicamentos deben estar disponibles siempre para tratar un amplio abanico de infecciones comunes, como por ejemplo la amoxicilina. El segundo grupo está conformado por antibióticos recomendados como tratamientos de primera o segunda elección para un pequeño número de infecciones.

Finalmente, figuran los antibióticos como la colistina y algunas cefalosporinas que deberían considerarse opciones de último recurso y utilizarse únicamente en los casos más graves, cuando las demás alternativas no hayan funcionado, recomienda la OMS.

Los virus no responden a los antibióticos. Los antibióticos no mejoran el cuadro gripal. Águeda Cabello, Vigilancia de la Salud.

El uso indiscriminado hace resistencia y entonces después el antibiótico ya no tiene efecto. Robert Núñez, pediatra Hospital Lambaré.