29 abr. 2024

Kabir Bedi, el actor que sobrevivió a Sandokán

Valladolid (España), 26 oct (EFE).- Kabir Bedi, el mítico Sandokán televisivo de los años setenta, sorteó todos los peligros cuando se hizo a la mar como pirata, pero también escapó indemne de las fauces de un personaje que a punto estuvo de convertirle en estatua de sal y del que pudo sobrevivir “con el paso del tiempo”.

El actor Kabir Badi, que en los años 70 encarnó a Shandokan en la serie televisiva dirigida por Sergio Sollima, posa en Valladolid, donde hoy recibirá la Espiga de Honor del festival de cine de la ciudad con motivo del Día de la India. El otro premiado se

El actor Kabir Badi, que en los años 70 encarnó a Shandokan en la serie televisiva dirigida por Sergio Sollima, posa en Valladolid, donde hoy recibirá la Espiga de Honor del festival de cine de la ciudad con motivo del Día de la India. El otro premiado se

“Después del monumental éxito que tuve en España, Francia e Italia, tuve muy claro que en Europa no me darían un papel diferente al de Sandokán”, reflexionó hoy en Valladolid (centro oeste de España) Kabir Bedi (Bombay, 1946), donde recogerá una Espiga de Honor de la 61 Semana Internacional de Cine (Seminci).

Para zafarse del mito saturnal, del personaje que devora a su propio hijo, “tenía dos opciones: regresar a Bollywood o acudir a Hollywood”, y optó por la segunda senda para escapase de la fama que le había procurado la serie televisiva “Sandokán”, doce capítulos emitidos a mediados de los años setenta, dirigida por Sergio Sollima y basados en las novelas de Emilio Salgari (1862-1911).

Perfectamente reconocible, con la barba que le hizo popular y el gesto pícaro y suficiente del victorioso perpetuo, Bedi recordó su paso en Estados Unidos por pruebas cinematográficas en competencia con actores consagrados como él pero también en ciernes, “una lección de humildad”.

Participó en “Octopussy” (1983), de la saga de James Bond, también en la serie televisiva “Belleza y poder” (“The Bold and the Beautiful”) y de este modo “el encasillamiento desapareció con el paso del tiempo”, comentó en una rueda de prensa junto al productor Bobby Bedi, quien también recogerá otra Espiga de Honor en el Día de la India dentro del festival.

“En aquella época nadie hubiera imaginado el éxito de Sandokán en Europa, donde provocó un entusiasmo desatado en Italia, Francia y Alemania, y más tarde en Sudamérica, Asia y África, en todos los lugares menos en Reino Unido, porque no se querían ver en el papel de los malos, de las víctimas” del héroe televisivo, ha comentado.

Kabir Bedi ha sido el primer actor indio conocido en España, el mito de toda una generación de adolescentes en numerosos países, y ha trabajado en tres continentes (Europa, Asia y América) con el brillo de una estrella mundialmente reconocida tanto en Bollywood como en Hollywood, referentes de la industria.

“Pero no siempre ha sido así. A lo largo de mi carrera he pasado años sin que nadie me llamara. Esto suele pasar en nuestro oficio a diferencia de otros. Es la otra cara de la moneda y también la he conocido”, precisó.

Nació en Bombay hace setenta años, en el segundo país más poblado de la tierra, con cerca de 1.250 millones de habitantes que hablan nueve lenguas y numerosos dialectos en una gran extensión habitada por etnias y religiones distantes, “un continente con muchas diferencias”, resumió.

En medio de esa inmensidad, reflexionó Bedi, el cine de Bollywood ha protagonizado “un papel social al fortalecer y promover una lengua común y la tolerancia entre religiones y comunidades, además de haber regalado todo un patrimonio musical, toda una experiencia cultural común que ha contribuido a vertebrar una nación”.

Cinco de los actores más conocidos en la India “son musulmanes”, lo que ejemplifica esa comunión cultural derivada de la industria cinematográfica, “Por eso me enorgullezco de ser un actor de Bollywood a pesar de mi trayectoria internacional”, defendió.

Para los indios, a pesar de que el cine no sólo no tiene subvenciones oficiales sino que tiene una fuerte carga fiscal, representa “una vía de escape de algunas cosas cotidianas”, apostilló por su parte Bobby Bedi.

Por esta razón los filmes producidos allí “estimulan la fantasía, los sueños, el disfrute de la música y la posibilidad de viajar a países impensados, mientras que en Europa, más apegada a la realidad, las películas son más serias y oscuras”.

Roberto Jiménez.

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