30 abr. 2025

Hidrovía y peaje

Guido Rodríguez Alcalá

Se quiere hacer la hidrovía para cobrar peaje, me dijo una persona entendida en el asunto. Yo quedé muy sorprendido: ¿peaje no es lo que se paga en una ruta? Sí, pero también es lo que se paga por pasar por un canal de navegación o una hidrovía. Si se hace la hidrovía en el río Paraguay, las empresas que la hagan cobrarán peaje, y ese es un motivo para hacerla (además de otras ventajas que callo).

A esas empresas no les importa para nada el desastre ecológico que van a provocar dinamitando el lecho y una buena cantidad de islas y de islotes, además de “enderezar” el curso del río, para acortar distancias en beneficio de otras grandes empresas, como Cargill, Bunge y ADM.

¿Cómo se harán el dragado, dinamitado, etc.? Con una APP. ¿Cómo se hará la APP? En el mayor secreto. El Ejecutivo negocia y después nos cuenta o no nos cuenta: en los contratos de APP existen cláusulas confidenciales que se mantienen en secreto. A veces, pero no siempre, nos enteramos de algunos detalles inconvenientes por los diarios.

El lunes pasado, Última Hora anunció que, si no se amplían las rutas 2 y 7, de acuerdo con el contrato APP, el Gobierno paraguayo deberá pagarles a las empresas 52 millones de dólares. ¿Por qué? Porque las APP se crearon con la suposición de que las pobres empresas, anga, necesitan garantías de que no las van a perjudicar, y por eso los gobiernos deben protegerlas de potenciales pérdidas.

¿Qué pasa si no les pagan? Las empresas demandan a los gobiernos en tribunales internacionales integrados por abogados de multinacionales, que deliberan en secreto y cuyos fallos son inapelables. Yo diría que los que necesitan garantías son los gobiernos, vale decir los pueblos, porque las empresas se han vuelto demasiado pretensiosas: demandan incluso cuando no hay APP y cuando no hay razones.

Tenemos el ejemplo de la reclamación de la deuda espuria de Gustavo Gramont, que le costó al Paraguay mucho dinero: el que perdió manteniendo sus reservas monetarias donde no se las podían embargar, pero tampoco cobraban intereses razonables.

El primer paso es el difícil, dice un refrán francés. El primer paso hacia el peaje fluvial es el proyecto presentado por el Ejecutivo al Congreso: el acuerdo para que el Cuerpo de Ingenieros del ejército norteamericano haga los estudios preliminares; eso costará unos 16 millones de dólares, que viene a ser una propina comparado con lo que se viene después: hidrovía con APP. Lo único que pueden hacer los parlamentarios, digo los parlamentarios no atorrantes, es rechazar el proyecto del Ejecutivo. De los parlamentarios atorrantes no digo nada; es obvio que lo van a apoyar con hurras y zapateos, envalentonados como están por la guardia de honor que les ha puesto Cartes para impulsar el rekutu, con las consiguientes atorrantadas.