Édgar Medina
CIUDAD DEL ESTE
“Estábamos esparcidos, porque no sabíamos por dónde iban a salir del sector. Yo pedí que se cubra la supercarretera con camiones o tractores, pero fue sobre la marcha y tal vez era difícil conseguir. La orden di por radio y llamé a los agentes de la zona Norte para que vengan a apoyar”, afirmó ayer el comisario principal Juan Fernández, ahora ex jefe de Policía del Alto Paraná, quien reconoció que tenían escaso armamento en comparación con la gavilla de al menos sesenta hombres del PCC que atracó el local de la empresa Prosegur.
El cerco que se creó en la zona tomada por los asaltantes fue deficiente, por la falta de armamentos, municiones y un plan operativo. Unos doscientos agentes policiales distribuidos en varios retenes rodearon el perímetro marcado por los ladrones.
El comisario Fernández refirió que solo contaban con un fusil Galil en el primer enfrentamiento con los marginales, en el momento en que se replegaban hacia la supercarretera, en el kilómetro 4 de la avenida San Blas.
La escasez de armamentos para enfrentar a los marginales, que efectuaban constantes disparos con fusiles AK47, FAL y M16 y el punto 50, además de detonar explosivos, ocasionó que los policías se parapetaran fuera del perímetro ocupado por los delincuentes, que disparaban a cualquier vehículo que asomaba entre los km 3,5 y 4 de la ruta 7.
Vainillas servidas de calibre 50 fueron halladas en uno de los retenes que instalaron a la altura del km 3,600 sobre la avenida Monseñor Rodríguez que fue una vía de escape.
Los agentes de las comisarías cercanas se desplazaron hacia el lugar de acción. Efectivos de la Comisaría 7ª se agruparon sobre la supercarretera, cerca del viaducto del kilómetro 4, pero no tenían armamento suficiente y se escuchó en una grabación de video que incluso se aconsejaban administrar bien las municiones.
Otro grupo de la Comisaría 4ª se dirigió hacia el barrio Pablo Rojas, mientras que los uniformados de Hernandarias permanecieron con las luces apagadas frente a un camposanto, con las patrulleras atravesadas sobre la ruta, pero sin posibilidad de reaccionar porque tenían solo escopetas, según una fuente segura.
“Teníamos un solo Galil allí. Hubo un tiroteo, hasta ahora no escucho en uno de los oídos”, dijo el saliente jefe policial. El otro intercambio de disparos ocurrió cuando los policías persiguieron al convoy de blindados que se desplazaban hacia Hernandarias. Fue al pasar el puente Costa Cavalcanti, donde el suboficial Gregorio Ramón Monges, quien conducía la patrullera, acusó dos disparos.
No hubo reacción ante advertencias
El comandante de la Policía, comisario Luis Rojas, sostuvo que si se sabía del plan de ataque, los jefes policiales debían solicitar suficiente munición para las armas. El comisario dijo que la responsabilidad es de los administradores, en caso de que no se haya pedido.
Fernández sostuvo que ellos solicitaron en más de una ocasión las municiones, tras la alerta de atraco. “Tenemos documentos. El comisario Paris pidió varias veces”, respondió.
Por otro lado, la intervención de los militares de la Base Naval se produjo muy tarde, porque necesitaban una orden del Poder Ejecutivo. Los militares salieron de su cuartel después de que los delincuentes se fugaran. Los militares permanecen realizando patrullas fluviales en el río Paraná y el lago de Itaipú.
Datos de inteligencia de la Policía advertían meses atrás de la posibilidad de que grupos organizados de delincuentes estuvieran armando atracos del tipo que ocurrió el lunes, pero la Policía fue “sorprendida”.