23 abr. 2024

Evitar que el dengue cause estragos con nueva epidemia

Superando la malsana tradición de reaccionar solo cuando llegan las situaciones críticas, es necesario tomar desde ahora precauciones para evitar que vuelva una epidemia de dengue con su secuela de numerosos fallecidos y afectados por la enfermedad transmitida por el mosquito Aedes aegypti. Dadas las altas temperaturas que se han manifestado ya en pleno invierno, con el agregado de la temporada de lluvias frecuentes que se avecinan, el panorama es de riesgo. Por lo tanto, el Ministerio de Salud Pública, el sector sanitario privado y la sociedad civil deben empezar ahora a adoptar medidas de prevención. Esperar que la afección se instale para luego tomar medidas será la peor estrategia.

Es muy de la cultura paraguaya la poco inteligente actitud de esperar que los problemas lleguen para luego tomar las medidas que, para entonces, ya habrán sido tardías e ineficaces para enfrentar las situaciones críticas.

Por lo tanto, el mejor método para atenuar el impacto de lo que se avecina o evitarlo en la medida de lo posible es adelantarse a los hechos. El país conoce de sobra los estragos que causa el dengue, ya que la epidemia del 2013 –en la que hubo 150.000 casos confirmados y 252 fallecidos– dejó lecciones que requieren ser capitalizadas.

El ex ministro de Salud Pública Antonio Arbo, una autoridad en infectología, advirtió que el peligro que se cierne sobre el país no solo está dado por el dengue, sino también por el zika y el chikungunya transmitidos por un mismo artrópodo vector.

Indicó que la enfermedad alterna silencios epidemiológicos –que son los que hubo desde el 2014 hasta ahora, un periodo de relativa tregua en la aparición masiva de casos comprobados– con ataques de epidemia. Ello implica que en cualquier momento se puede pasar de estado de tranquilidad a situaciones traumáticas que requieren mucho esfuerzo y costo de vidas humanas para superarlas.

Frente a este panorama que se puede presentar tarde o temprano urge establecer desde ahora estrategias de prevención que permitan minimizar al máximo la posibilidad de que se repita una epidemia. Las mismas se basan en la limpieza que impide el nacimiento y la multiplicación de los vectores que transmiten las enfermedades que tienen una fuente común en el mosquito Aedes aegypti.

El Ministerio de Salud Pública, como institución oficial responsable del bienestar físico y espiritual de la población, es el que debe liderar la tarea de prevención. Para ello, la masiva y persistente campaña comunicacional para concienciar a las personas acerca de lo que tienen que hacer es impostergable. Cuanto más temprano comience, mejor.

El sector de la atención de la salud en el sector privado no puede estar ajeno al emprendimiento que busca el bienestar ciudadano. Su labor de apoyo y cooperación es relevante, puesto que al participar cubrirá los segmentos a los que no llega la salud pública.

Mientras tanto, la ciudadanía tiene que abandonar la cómoda actitud de que los organismos del Estado hagan todo. Al contrario, al seguir las instrucciones que recibe e instar a los inconscientes a que asuman la responsabilidad de protegerse y, por lo tanto, proteger a los demás, contribuirá de manera eficaz en la prevención del dengue y sus nefastas compañeras.

Una sociedad madura cuando cada uno de sus actores, sean instituciones o individuos, asume voluntariamente su responsabilidad y busca los medios adecuados para superar los obstáculos. En el comportamiento que se asuma con respecto a las enfermedades que se observan en el horizonte se sabrá si se ha avanzado en materia de prevención o si todavía falta mucho camino por recorrer.