La exposición, que reúne cuchillos y estoques de fabricación artesanal en la cárcel de Tacumbú, se habilita a las 19.30 y puede ser visitada de lunes a viernes, de 8.30 a 18.00, con acceso libre y gratuito.
Salerno comenta que muchos de los estoques con mangos de trapo y plástico fundido originalmente eran fragmentos de chapas, hierros o limas, que luego de un trabajo artesanal tuvieron su filo. “Algunos tienen tallados los colores de su club deportivo, su partido político u otros detalles”, señala el artista, agregando que cada elemento tiene una particularidad que identifica al propietario.
Las armas blancas fueron parte de requisamientos en penales o pruebas de casos judiciales fenecidos y se encontraban en el Poder Judicial. “Hacia el 2002 solicité los cuchillos a la Corte Suprema de Justicia. Estaban guardados en el depósito institucional, mezclados con otros elementos de prueba de juicios pendientes o resueltos”, explica.
“De algún modo, busco mostrar la presencia del cuchillo en la cultura popular del Paraguay, en el esquema del varón o joven que pasa de la niñez a la primera madurez asociado a un elemento que le acompaña siempre en el campo. Este elemento también está asociado al sentido de seguridad y, en el caso de las cárceles, a un sentido de clandestinidad y violencia”, cita el creador.
El proyecto estuvo en pausa por varios años hasta la llegada de la orden judicial que le concedió estos materiales, que hoy cuentan con la curaduría del historiador argentino Roberto Amigo.
Sobre el tema, el curador señala: “La prisión es un tiempo clausurado, dominado por la violencia. Un tiempo que el recluso, en su marginalidad, marca como un filo”.