Noelia Duarte Solís
CIUDAD DEL ESTE
Las clases de cocina de la Escuela de Artes y Oficios de Ciudad del Este ganaron un condimento especial con la presencia de una alumna a la que califican como destacada, puntual y sociable. Se trata de Ernesta Villalba, una mujer de 80 años que tiene más vitalidad y deseos de superación que todos sus compañeros, según la describen sus orientadores.
La mujer relató que se decidió a estudiar porque tenía ganas de perfeccionar sus conocimientos de cocina, pero había algo especial que la motivó: los pedidos que le hacía Lara Magalí, su bisnieta de dos años y medio, que quería probar los platos que veía en la televisión. “Hay comidas que me pide y yo no sé hacer, o hago, pero me faltaba mejorar. Ella ve en la televisión y me dice: abuela, quiero espaguetis, quiero panqueques. Ya aprendí bastante y así también le voy cumpliendo sus pedidos”, reveló con dejo de orgullo en su rostro.
Doña Ernesta va cada jueves a sus clases, utilizando el transporte público, sin necesidad de que alguien la ayude; tiene una vitalidad envidiable y unas ganas de superación que transmite a cada uno de sus compañeros en sala de clases.
Estuvimos acompañando una de sus actividades en aula, justo el día que tenían un examen, y la directora, Ángela Gamarra, elogió la capacidad de comprensión de la alumna, quien completó la hoja en poco tiempo, con todas las respuestas correctas.
LA META. Doña Ernesta, además de cumplirle los deseos a su bisnieta, tiene un objetivo superior y para eso se capacita: abrir un local de comidas en su domicilio, con la ayuda de sus hijos. Eso quiere hacerlo el próximo año y a la par comenzar el curso de panadería en la Escuela de Artes y Oficios. “Ya hablé con la directora, este curso de cocina dura dos años, quiero seguir y comenzar el de panadería, así voy a tener más conocimientos y montar mi microempresa, donde voy a aplicar lo que aprendí”, expresó la guapa mujer.
Además, relató que, para ella, ir a las clases de cocina es una distracción, le sirve como una terapia y es un placer compartir con sus compañeros y profesores. Según dijo, en la casa los hijos le limitan las actividades, pero cuando va a sus clases, se suelta.
Doña Ernesta siempre trabajó en la cocina, como ayudante, como encargada, según dijo, y en su casa, en el km 5,5 de CDE, en otras épocas tenía vacas que ordeñaba y luego preparaba quesos. Afirma que preparar alimentos es algo que siempre le gustó, pero ahora quiere unir lo útil a lo agradable, montando su microempresa.
A LOS JÓVENES. “Le pido a esa juventud que se anime, que estudie, que piense en su porvenir, porque sus hijos van a sufrir si ellos no saben hacer nada. Yo, con mis 80 años, pienso en el futuro y ellos que están en la edad de hacer todo, deben emprender”, fue el mensaje de la valerosa señora al recordar a jóvenes que prefieren la vida fácil, la delincuencia o las drogas, antes que capacitarse y obtener un trabajo digno.
Al respecto, la profesora Irene Decoud, orientadora en las clases de cocina, dijo que la mentalidad positiva y la visión emprendedora de doña Ernesta son un ejemplo no solo para los jóvenes, sino para todos quienes la rodean. Su positivismo y sus ganas de superación son contagiantes, puntualizó.
No pudimos dejar de preguntarle a doña Ernesta el secreto de tanta vitalidad y longevidad, sin complicaciones en su salud, y nos dijo que su secreto es la tranquilidad. “Si estoy cansada, procuro relajarme, me paso jugando, nunca estoy con cara larga ante nadie. No tengo mareos, nada, yo como de todo un poco”, aseguró.
En su alimentación no debe faltar leche, la consume bastante, y por las noches es infaltable antes de irse a dormir.