29 mar. 2024

En el Abasto, hay 400 menores en calle y alrededor de 90 fuman crac

Alarma el estado de vulnerabilidad de niños y adolescentes en la zona del Mercado de Abasto. Algunos trabajan para conseguir la droga, otros delinquen. La respuesta desde el Estado todavía es insuficiente.

Pepe Vargas

No existen en el Registro Civil, algunos ni siquiera fueron reconocidos por sus madres. Crecieron en ambientes de violencia y maltrato. Eso caracteriza –casi por igual– a cerca del centenar de niños, niñas y adolescentes que malviven en el Abasto consumiendo crac.

En ese mundo aparte de comercios y depósitos, de regateo, informalidad y subsistencia, existen 400 menores de edad que están en situación de vulnerabilidad, de acuerdo a lo registrado por el Programa Atención Integral a las Niñas, Niños y Adolescentes que viven en las Calles (Painac), desde agosto del año pasado.

“Están trabajando en calle o bien andan a la deriva; de los cuales, 80 a 90 niños y adolescentes están en situación de consumo. Eso sin contar a los mayores”, señala Jorge Amarilla, director del Painac.

Esa dependencia de la Secretaría Nacional de la Niñez y la Adolescencia (SNNA) asiste en un contenedor, situado a la entrada principal del mercado municipal, a los chicos como parte de un abordaje de “reducción de daños”, apunta Maximiliano Mancuello, uno de los cuatro educadores del Painac que se turnan –de 6.00 a 20.00– para monitorear la zona de lunes a viernes.

Al mediodía, les llevan al local de la oenegé Callescuela para que almuercen y realicen actividades de recreación.

Amarilla refiere que ellos procuran dar protección a los chicos y los derivan a los centros abiertos de la SNNA y, en algunos casos, les anotan en el Centro Nacional de Control de Adicciones (CNCA) para su desintoxicación. “La idea del Painac es proteger de forma inmediata y derivar. Hay muchos chicos en consumo que están muy mal”, resalta la necesidad de ampliar la capacidad de respuesta del Estado.

Cuenta, eso sí, que hace dos semanas se inició la construcción del Centro de Atención Integral (CAI), respaldado por Unicef, que reemplazará al vagón que tiene hoy Painac y donde también hace oficina el consejero de la Codeni de Asunción.

Mientras, debido a que varios de los menores adictos roban o asaltan en la zona, la fuerza represiva del grupo policial Lince hace su parte en la vulneración de derechos. “La Policía es un actor no positivo porque los chicos son vulnerados y maltratados”, dice al señalar que les consta que a veces “a patadas” les despiertan y les torturan en la comisaría.

400 niños están en situación de vulnerabilidad
18 focos de consumo y distribución, en todo el mercado.
80 a 90 menores consumen crac en el Abasto.


Tirado en la calle, espera vehículo para ser internado
Hace un par de días un niño de 14 años de edad espera, tirado frente al Mercado de Abasto, ser trasladado al Centro Nacional de Control de Adicciones (CNCA). Maximiliano Mancuello, del Painac, cuenta que iban a llevarlo el martes pasado al CNCA para su desintoxicación, dado al agudo deterioro físico y mental que padece por el crac.
Pero la camioneta, que iban a tomar prestado del Programa Abrazo, jamás llegó. “Hace un mes y medio estaba bien gordo y ahora mira cómo está”, señala al chico que dejaba ver –mientras dormía– sus esqueléticas extremidades. Tiene vía libre para ocupar una de las 15 camas en la Unidad de Desintoxicación Programada y el educador espera que hoy puedan ingresarlo para su internación. La madre del niño vende choclos en el Abasto. Es alcohólica –dice– y en su hora cayó presa por microtráfico.