Dijo que por eso hubo pocos oferentes en ambas licitaciones; en este caso, un solo consorcio para cada obra. Recordemos que en la licitación de la ruta 2 y 7 solo participó el consorcio integrado por Sacyr (España), Mota Engil (Portugal) y Ocho A (Paraguay). Lo mismo ocurrió en la convocatoria para la Transchaco, donde se presentó solamente la firma Mota Engil Ingeniería y Construcción SA (Portugal).
“El nivel de competencia es bajo, hay bajo interés del mercado en ese negocio”, resaltó. En cuanto a los costos de las ofertas que se presentaron, indicó que en este tipo de obras los precios siempre serán elevados, y más aún al no tener competidores, ya que “para tener mejores precios se necesita competencia”.
Decisión política. Mendoza Yampey afirmó además que la concreción de las APP y la 5074 se basa en un modelo de negocio que debe ser rentable. “Este es un negocio donde tiene que ganar el que construye, el inversionista, y el banco que le da la plata al inversionista”, aseveró.
Resaltó que los proyectos financiados con capital privado no pueden compararse con las obras convencionales como el país está acostumbrado, ya que implican muchos riesgos. “En ese escenario, este tipo de obras no es comparativo con las obras convencionales, pues estos siempre serán más caros, salvo en países como en Chile, donde ya hay una alta competencia en los proyectos APP”, explicó.
Comentó que para implementar este tipo de normativas para el desarrollo de la infraestructura es una decisión política y económica, “donde se paga más, pero se tiene la infraestructura, pero es más caro para el país no tener esa infraestructura”.
CRECIMIENTO. El empresario dijo que si no se tiene una importante inversión en infraestructura, en un país que está en los últimos lugares en este sentido, se tendrá una recesión total en la economía, ya que se sigue dependiendo del consumo y las exportaciones.
Resaltó que los gastos ordinarios del país desde el 2003 hasta la fecha, aumentó de USD 800 millones de dólares a USD 3.600 millones, es decir se quintuplicó, y la inversión en infraestructura, en el periodo mencionado, pasó de USD 500 millones de dólares a USD 900 millones, ni siquiera se duplicó.
“No se puede sostener nuestra economía si no se hacen inversiones en obras, va a estar mal todo el país. La única herramienta que tiene el país en un escenario de recesión es la inversión, ya sea público o privada”, dijo Mendoza.