AFP
ESTOCOLMO - SUECIA
El Premio Nobel de Medicina fue atribuido ayer a tres investigadores estadounidenses por sus trabajos sobre el reloj biológico, que ilustra la adaptación del cuerpo a los ciclos del día y la noche, así como los trastornos del sueño.
Jeffrey C. Hall, Michael Rosbash y Michael W. Young, fueron recompensados por “sus descubrimientos de los mecanismos moleculares que regulan el ritmo circadiano”, anunció la Asamblea Nobel del Instituto Karolinska de Estocolmo.
El término científico de ritmo circadiano designa una de las funciones vitales primordiales en los seres vivos multicelulares: Regula el sueño, los comportamientos alimenticios, la presión arterial y la temperatura corporal.
A partir de la observación de moscas, Jeffrey C. Hall y Michael Rosbash –que ejercen juntos en la Universidad Brandeis de Boston– y Michael W. Young, de la Universidad Rockefeller de Nueva York, aislaron en 1984 un gen que controla este ritmo biológico.
Hall y Rosbash demostraron luego que ese gen, si funciona correctamente, codifica una proteína que se acumula en las células durante la noche, y se degrada durante el día. En 1994, Michael Young identificó un segundo gen del reloj biológico esencial para la regulación del ritmo circadiano.
La investigación moderna ha revelado el rol fundamental de estos mecanismos en la salud y la esperanza de vida, así como las consecuencias nefastas del trabajo nocturno a largo plazo.
Investigador en pijama. Rosbash, de 73 años, nació en Misuri y obtuvo su doctorado en 1970 en el Massachusetts Institute of Technology (MIT) de Cambridge (Estados Unidos). El laureado se declaró “conmocionado” por el anuncio de que había ganado el Nobel, al ser contactado telefónicamente por la agencia sueca TT. “Me senté con mi mujer, en pijama, no había pensado en ello”, dijo. Los Nobel, “son lo máximo (...). Me hubiera gustado que mi madre estuviera viva”, añadió.