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El vestuario es uno de los elementos más importantes a la hora de sumar en el resultado armónico y destacado a nivel visual para un montaje de ballet. En las grandes compañías del mundo, la inversión en este campo es millonaria, así como en lo que hace posteriormente, a su conservación y cuidado. En los vestuarios de una obra de ballet intervienen diseñadores y costureras que deben sintetizar el contenido, mensaje y sentido de toda la puesta.
“Una sola producción nueva, en compañías de primer mundo, ronda los 400.000 dólares, y en ese presupuesto se incluye el pago de derechos no solo de vestuario, sino también de escenografía, diseño de luces, etc. En tanto que en Paraguay, ese mismo monto se usaría para sostener tres temporadas”, comenta Miguel Bonnin, director de la compañía Ballet Clásico y Moderno Municipal (BCMM).
Para tener una idea, un vestuario de ballet clásico para el final de curso en una academia de baile ronda G. 650.000, con sus accesorios.
Bonnin, quien está al frente del BCMM desde la década de 1990 recuerda que a su llegada se encontró con una compañía sin “archivo” de vestuarios, y tuvo que iniciar de cero. “Cuando recibí la compañía en 1990, no había un solo vestuario. Comencé a hacer las producciones, y a guardar los vestuarios”, afirma.
La mayoría de las veces, la compañía contrata al diseñador Ricardo Migliorisi, a quien Bonnin considera un “genio”, aunque también cuentan con vestuaristas extranjeros. “Cada vestuarista le da su toque personal a los atuendos de las obras de repertorio”, señala.
En el caso de esta compañía, la confección está a cargo de Cancún SRL, manejada por dos ex bailarinas, Claudia Franco y Viviana Heisecke. “Después de mucho probar, nos quedamos con ellas, que entienden lo que el bailarín necesita”.
CONSERVACIÓN. “Muchas veces los trajes antiguos de más de 20 años se reciclan o se transforman. Lo que no permitimos es que se tiren, pues es patrimonio de la compañía”, explica Bonnin, añadiendo que las áreas de depósito de estas prendas deben estar protegidas y climatizadas.
Desde hace más de dos décadas, Perla Benegas está al frente del cuidado de los vestuarios de la compañía, así como sus accesorios, guardados en el subsuelo del Teatro Municipal. “Cuando llegué no sabía mucho, pero me especialicé con el tiempo, porque desde que vi un ballet me enamoré de esto”, dice Benegas, quien hoy es toda una experta, que además ayuda a crear diseños prácticos para los vestuarios y su conservación con toque artesanal.