“Quiero agradecer al señor Amarilla (Gabino), el que hizo todo y me auxilió. Gracias a él estoy con vida”, decía emocionado Carlos Javier Bernal Alberdi (20), el joven que fue baleado por motochorros el pasado 18 de octubre en Villa Elisa. En sus primeras palabras, no se olvidó del chofer de la empresa Nasa, que lo alzó en su vehículo particular y lo llevó hasta un centro asistencial, cuando estaba al borde de la muerte. Tras 45 días de estar internado en grave estado, fue dado de alta ayer para continuar con su recuperación en su casa.
Su recuperación sorprendió a los propios médicos, que en un principio le daban cinco por ciento de probabilidades de seguir con vida.
Con varios kilos menos, vestido con una remera de fútbol azul, short y zapatillas, con un hablar pausado, Carlos se enfrentó a los flashes de las cámaras y a los micrófonos de periodistas para contar lo agradecido que está con el hombre que lo ayudó a llegar al hospital, los médicos que lo asistieron y a la ciudadanía que estuvo pendiente de su salud.
“No tengo palabras para agradecer. A los doctores que hicieron todo lo posible. A la gente que ayudó a mis padres, les agradezco mucho”, decía con la voz quebrada por la emoción.
Carlos no dejó lugar para el rencor y aseguró que perdonaba a su agresor y explicó que solo piensa en recuperarse.
evolución. Los doctores Aníbal Filártiga y Luis Carlos Báez hablaron sobre la situación clínica de Bernal y admitieron que se trata de un caso asombroso que raya el milagro. “No estoy autorizado a hablar de milagro, aunque los crea y aunque no los crea; en ningún caso puedo hablar de milagro. Tuvimos mucha suerte. Es un caso asombroso”, dijo el doctor Filártiga, que luego brindó algunos detalles de la situación actual del joven que llegó hasta el centro asistencial casi sin vida, con un disparo en el abdomen que dañó órganos importantes.
“Creímos que la situación era incompatible con la vida en la primera operación. El chequeo que se hizo nos dio una impresión muy grave. Luego establecimos que las lesiones no eran tan graves. Eran muy graves, pero no incompatibles con la vida como pensamos en primer momento”, agregó el galeno.
Padre de fe. Javier Bernal, padre de Carlos, no dudó en ningún momento de la recuperación de su hijo a pesar de que los médicos le daban muy pocas esperanzas.
“Gracias a aquellas personas que donaron sangre. Ahora ya son con mi hijo hermanos de sangre”, dijo emocionado el padre. Afirmó que su hijo dormirá a su lado en la misma habitación y él mismo se encargará de velar día y noche para que pueda cumplir con todos los pasos mandados por los médicos.