¿Cómo afectará al ritmo económico la avanzada pro reelección? Entendidos advierten sobre el devenir económico, que podría experimentar interferencias si la agenda macro solo se ocupa de este debate, y deja de lado lo primordial para el crecimiento.
Las obras prometidas por el Ejecutivo recién este año podrían arrancar bien, si la intoxicación sectaria no influye en las mejoras en el aeropuerto, los trabajos en la avenida Ñu Guasu o el Metrobús.
La gestación de un escenario en teoría beneficioso para la gente (reducción en el precio del pasaje, ajuste del salario mínimo, ingreso de Petropar al mercado minorista del GLP) así como el discurso hecho a medida de una coyuntura para captar votos generaron más bien el rechazo casi generalizado de varios sectores.
Se trata, en esencia, de medidas acostumbradas más por los progresismos, con el fomento de subsidios que, mediáticamente, aparecen como grandes inyecciones de beneficio y derrame masivo hacia todos los sectores.
Así surgieron los programas Jefe de hogar y Gas para todos en Argentina, que resultaron en dádivas y fomento de la improductividad, antes que una catapulta para salir de la pobreza. De similar manera se implementaron en Brasil planes que, si bien sacaron de la franja de pobreza a 40 millones de personas, ese bienestar pende de un hilo con los últimos acontecimientos mancillados de corruptela.
Este tipo de emprendimientos, con el fin de crear la buena imagen de llegada y acercamiento a las clases populares que aspira a tener el presidente Horacio Cartes, es en realidad una vertiginosa carrera por seguir copando esferas de poder y asegurarse un periodo presidencial más. Ciertamente, aún quedan pendientes algunos pasos para saber si se aceptará la enmienda y luego deberá llamarse a referéndum, en donde la ciudadanía dirá si está de acuerdo o no .
En este contexto cargado de idas y vueltas dentro de las carpas partidarias, tanto el agro, como la industria, el comercio y los servicios deben seguir activando para cerrar bien sus cifras y llegar al crecimiento anhelado, de la mano de un sector privado cada vez más perplejo por algunas decisiones gubernamentales, pero que de nuevo moverá el motor de la economía.
La consigna es impulsar el consumo interno, diversificar la producción y apostar por la creación de mayor cantidad de fuentes de trabajo, que permita un mejor escenario para el ingreso monetario genuino de una franja joven que merece oportunidades, y se desprenda del anclaje del aparato clientelístico y prebendario.
Toda vez que no exista un copamiento casi absoluto de la discusión a nivel político sobre la reelección –y que llegue a marcar la agenda país–, se podrá pensar en cumplir con las perspectivas que consultoras locales y organismos internacionales adelantan para el cierre del 2017, es decir, un crecimiento del PIB mayor al 3%.
La madurez de la clase política y el criterio de los actores económicos diseñarán el devenir de este periodo, cuyas pautas pueden encaminar hacia un mejor futuro para los compatriotas, o bien, seguir trazando un camino empantanado de enfrentamientos estériles, movidos por simples ambiciones sectarias.