Parejas o familias enteras reunidas ante un panteón o una tumba común, colocando flores ante los mismos, con velas encendidas y rezando por el eterno descanso de sus seres queridos fue el panorama que se observó ayer en los camposantos de la Recoleta, del Sur y del Este.
Los mismos vendedores de paños, cruces y todo tipo de flores también tuvieron un leve incremento en la colocación de sus productos con la llegada de parientes y amigos de quienes se encuentran en esos sitios de inhumación.
Karen Matto, quien dijo haber perdido físicamente a su padre hace siete meses, estuvo en la Recoleta, donde se pasó repartiendo caramelos y dulces a quienes llegaban hasta ese lugar.
“Es una promesa que hice a mi papá al morir. Que regalaría en su memoria golosinas y caramelos a los niños y a otras personas. Es una tradición de familia. Otros parientes también lo hacen”, señaló.
Por su parte, Pedro Giménez, en el Cementerio del Este, pidió mayor seguridad y limpieza, ya que hay mucha basura y signos de ultraje en los nichos.