20 abr. 2024

¡Cuidado con la hidrovía!

Guido Rodríguez Alcala

El Ejecutivo ha decidido impulsar de nuevo el proyecto de la hidrovía, ya presentado al Congreso en 2015, y que había quedado demorado, por suerte. Llevar el proyecto significará un grave daño ecológico, por el proyecto mismo, y porque su realización significará facilitar una mayor deforestación del Chaco paraguayo, que ya resulta inaceptable sin necesidad de nuevo estímulo (véase, por ejemplo, el reciente artículo de ABC: El Chaco, devorado por la deforestación). Me faltaría espacio para comentar las consecuencias de destruir el ecosistema del río Paraguay utilizando dragas y dinamita, y que ya se conoce lo suficiente, sin que el Ejecutivo lo haya tomado en cuenta.

¿Quiénes serán los principales beneficiados con la hidrovía? Las grandes multinacionales Bunge, Cargill y ADM, ya que el 70% de la carga transportada por el río será soja; no se justifica tanto daño ecológico para beneficio de tan pocas personas y perjuicio de tantas: directamente los pobladores de la costa, mas no solamente ellos.

¿Por qué insiste el Ejecutivo con el proyecto? Por diversas razones, comenzando la de carácter ideológico. Horacio Cartes se ha propuesto convertir el país en un territorio atractivo a las inversiones extranjeras; por eso recomendó a un grupo de empresarios brasileños que “usen y abusen del Paraguay”, y dijo que el Paraguay, para el capital extranjero, debe ser “una mujer bonita y fácil”. No es teoría política de alto vuelo, pero resulta muy funcional. Cambiando lo que se debe cambiar, corresponde el paralelo entre Cartes y Trump; para uno y otro vale aquello de “corto en palabras, pero en hechos largo”.

Lo ideológico no excluye lo económico, sino que lo comprende. Los trabajos de la hidrovía se llevarán a cabo con un sistema de alianza público-privada (APP), que se presta al uso y al abuso de los capitales participantes, que es algo de temer, por la ideología imperante y por la poca transparencia con que se maneja la administración pública paraguaya. En vísperas de las elecciones nacionales, ¿podemos confiar en que una APP pactada en el mayor hermetismo no dejará un dinero fácil para apoyar candidaturas impopulares? Bien dice el refrán alemán: “La confianza es buena, el control es mejor”.

Hay otro beneficio material que no se comenta, y que merece mayor atención: el peaje o derecho de tránsito. Las empresas encargadas de dragar, dinamitar, etc., serán también las que cobren peaje, que será un beneficio económico asegurado durante años. No está de más señalar que Adam Smith, padre del liberalismo, desconfiaba del cobro de peaje por las empresas privadas encargadas de construir y conservar los caminos, por una cuestión de principios. Siendo así en la Inglaterra del siglo XVIII, ¡cómo será en el Paraguay del siglo XXI!