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Nancy Meyers es de las guionistas y directoras que logran ciertos momentos en sus películas que realmente llegan a conmover. Una vez más lo logra en esta nueva propuesta, ciertamente con fórmulas que ya no son nuevas, pero que, sin embargo, siguen siendo eficaces.
Ahora este efecto lo logra en más de una ocasión, pues coloca a un actor fantástico como Robert de Niro, haciendo el papel de un jubilado que, buscando qué hacer con su vida, logra entrar de interno en una empresa de moda que tiene un perfil de vanguardia y está poblada de jóvenes y dirigida por una chica de gran liderazgo e intuición para el negocio.
Las escenas donde la experiencia de la vida y del trabajo deben contrastarse con la impulsividad e ingenuidad de los jóvenes están más que servidas. Se logran acciones bien simpáticas, así como otras más bien sentimentales, en una combinación entre comedia y drama que ya el cine norteamericano nos tiene bien acostumbrados.
La película es bien entretenida y no tiene altibajos, aunque sí quizá una escena un poco forzada cuando el protagonista debe robar una laptop. Quizá tenga razón de ser, por tratarse de la escena con más acción y así rompe un poco con la lentitud del momento, pero así y todo nos sigue pareciendo prescindible.
La química entre De Niro y Hathaway es de lo mejor, y hace llevadera y justificable toda la película. Pocas veces se logra tan buena combinación entre un actor de tal edad y otra más joven, aunque ciertamente Anne ya no es una inexperta.
Una buena película, recomendable para pasar un buen rato. Aquellos que gustaron de las anteriores creaciones de Meyers quedarán satisfechos también con esta.
Calificación: ***1/2 (buena a muy buena)