19 ago. 2025

Cruces, fuente de inspiración de artistas de nuestro país

La cruz, un símbolo representativo del cristianismo, es desde la antigüedad fuente de inspiración. Los artistas paraguayos no son la excepción y a partir de ella crean una variedad de obras de gran belleza y calidad.

Cruz de Agua.  Obra de la artista plástica Eneide Boneu.

Cruz de Agua. Obra de la artista plástica Eneide Boneu.

Por Rocío Cáceres

rcaceres@uhora.com.py

Las cruces, además de simbolizar la resurrección de Cristo, son uno de los signos más universales del amor, ya que recuerda el gesto de entrega de Jesús de Nazareth, y, con el tiempo, se ha convertido también en fuente de inspiración para los artistas paraguayos, entre ellos, el gran Hermann Guggiari, cuya obra “Cristo de la Resurrección”, está expuesta en la parroquia La Crucecita, de Sajonia. En tanto Hugo Pistilli (1940-2006), un artista del metal, representó la Pasión de Cristo en los ventanales de la parroquia San Rafael, en Asunción, con creaciones estilizadas y de gran belleza.

Otros artistas nacionales también crearon obras inspiradas en este símbolo cristiano. “Desarrollé esta obra denominada “La Cruz que todos llevamos”, a raíz de una exposición llamada Cruces; inspirándome en el Kurusu Ara”, comenta Melvin Roldán. El resultado, una pintura que “representa a cualquier ser humano en una cruz de espejos”, según el artista, a quien la cruz le inspira respeto.

“Para mí, como católico, representa un recordatorio de que Jesús sufrió y murió por la Humanidad; sacrificó su vida y nosotros debemos aprender a luchar y saber sobrellevar la cruz que nos toca en esta vida”, explica el artista.

Con su obra, Melvin quiere transmitir que en la vida cada persona pasa pruebas y desafíos, como enfermedades, dolencias y otros momentos difíciles, y que “esa cruz hay que llevarla con dignidad, si podemos con alegría y optimismo (...) quiero buscar lo bello y positivo en aquella mala experiencia de aquello que nos toca o tocó vivir”, enfatiza.

Cruz de Agua. La artista plástica Eneide Boneu también trabajó en principio con la cruz a propuesta de la curadora María Eugenia Ruiz, y a partir de allí se inspiró aún más y creó obras de la misma temática. “Utilicé la técnica del collage y assemblage”, cuenta, y agrega que al principio pensó que le resultaría difícil representar una cruz. “Es uno de los símbolos más fuertes y delicados para manipularlo artísticamente, pero creo que la técnica que decidí utilizar me facilitó la tarea”, dice.

Su primera obra, titulada “Cruz de Agua”, hace una relación entre recipiente/cáliz/agua bendita. “Realmente fue muy emocionante todo este trabajo; tal es así que hice tres cruces más, todas diferentes, ya que es imposible repetir el diseño cuando se utilizan restos de objetos coleccionados”.

Resurrección. Osvaldo Camperchioli trabajó la cruz “como el símbolo más antiguo de la simbología cristiana”, dice.

Esta obra basada en la cruz refleja “al hombre que se reconoce en el centro, entre el cielo y la tierra, que es el eje vertical; y su inicio, el alfa temporal y pasajero, y su omega, infinito y eterno; el eje horizontal. Ese centro está marcado por dos mandalas, el de la estrella y el de la espiral”.

Su cruz está hecha de granos de arroz y maíz, como recordatorio de que somos parte de la naturaleza, y su color es el blanco, “porque este simboliza lo trascendente, lo que ascendió a un nuevo plano a partir de la conciencia de sí mismo. Es una cruz de liberación a nuevos planos de la conciencia”, cuenta Camperchioli.